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13 de septiembre de 2008

Borges y el criollismo

Borges y el criollismo

La mayor parte de la producción literaria que Borges realiza luego de su regreso de Europa en 1921 está signada por el ejercicio de una tendencia nacionalista: el criollismo, cuyas bases se encuentran en sus ensayos Inquisiciones (1925), El tamaño de mi esperanza (19236 y El idioma ·de los argentinos (1928), como así también en su producción poética:Luna de enfrente (1925), Fervor de Bs.As (1923) y Cuaderno de San Martín (1929).
Esta tendencia se evidencia en sus temas, sus personajes y su lengua.El punto de partida de su criollismo es la reinterpretación de la historia Argentina, realizada en tono quejumbroso y nostálgico.
En concordancia con el pensamiento nacionalista del centenario, Borges culpa a la política liberal posterior a la caída de Rosas de haber destruido el mundo criollo, el cual se define en su discurso por su pampa libre y abierta, por su economía ganadera, por la preeminencia de gauchos y criollos, por el dominio sin fisuras del idioma español.
En contraste, la existencia de los ferrocarriles, la economía agrícola, la fragmentación de la pampa y el uso de una lengua babélica (aludiendo al idioma de los inmigrantes, que ignoraban el uso de la lengua española), constituyen la imagen de una realidad degradada.
Borges añora la época de Rosas, en la que no primó el concepto del progreso, la Argentina del pasado era la patria del criollo, siendo éste el auténtico dueño de la nación.
Los inmigrantes son ilegítimos, destructores de la patria.Borges pretende redefinir lo criollo y refundar mitos que lo sustenten.
Su primer gesto es la reivindicación de lo que él considera el carácter verdadero del criollo: el criollo es burlón, suspicaz, desengañado de antemano de todo y poco afecto a la grandiosidad verbal, por lo que considera temas propios del arte criollo "la tristura, la inmóvil burlería, la insinuación irónica", es decir aquello que puede pronunciar sin dejo forastero.
Pero el criollismo de Borges no es pasivo y solo crítico, sino que establece ciertos postulados que miran hacia el futuro, con el propósito de fundar un nuevo criollismo, con un arte moderno en sus recursos formales pero que se nutra de lo nacional, para lograr una superación estética y expansión geográfica: combinación entre l0 moderno y lo nacional.
Borges se distancia de aquellos que construyen un concepto de criollo basándose en la herencia racial y cultural: lo criollo se define más como una voluntad y acción personal, es decir aquellos que no miran lo lejano y ajeno sino a lo cercano y propio. Y este es el fundamento de una probable nueva estética, abierta a las aportaciones de "quienes no son de pura cepa criolla".
La aspiración esencial de su propuesta es trascender lo local, alcanzar vigencia universal para escapar del localismo, ya -que-Borges creía en- un espíritu criollo que podía añadirle al mundo más alegría.Esta sería para Borges la verdadera vertiente del criollismo, el legítimo, pero al que había que rescatar y refundar.
Su propuesta se basa en crear una literatura con verdadera repercusión universal. Así empieza a desarrollar en su literatura (temas, personajes, inflexiones lingüísticas) parte de estas propuestas criollistas, intentando construir mitos y leyendas que pueblen Argentina, debiendo corresponder la escritura a esa "realidá vital grandiosa" que poseía nuestra tierra.

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