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11 de diciembre de 2011

PANORAMA HISTÓRICO: LA SOCIEDAD ARGENTINA, DE 1880 AL CENTENARIO




La hora del almuerzo, óleo de Pío Collivadino
Los patrones ideológicos que promovieron cambios en la es­tructura de la sociedad argentina de 1880,  están plasmados en los escritos de Juan Bautista Alberdi y de Sarmiento. El primero consideraba que el mayor mal de la Argentina era su territorio escasamente po­blado -el desierto- y el segundo, que los nativos sólo representa­ban la barbarie y que necesitaban tomar contacto con razas más ci­vilizadas -la sajona- para superarse. Extensión, desierto y barba­rie eran la expresión del atraso y de la pobreza. Inmigración  y colonización, la esperanza del progreso y de la riqueza.

Los antecedentes del proyecto inmigratorio
Los antecedentes del proyecto inmigratorio se remontan a la época de la organización nacional. Los gobiernos intentaron fo­mentar la inmigración espontánea a través de compañías privadas. Por eso, ya en el primer Censo Nacional (1869) se registró la pre­sencia de extranjeros (12 por ciento).
En 1876, Avellaneda aprobó la Ley de Inmigración y Coloniza­ción, que otorgaba seguridad y ventajas a los inmigrantes (estadía, entrega de materiales de labranza, tierras, traslados). En rigor, no se aplicó, pero actuó como disparador de sucesivas oleadas inmi­gratorias.

 El cosmopolitismo
El cosmopolitismo fue característico de la nueva sociedad ar­gentina. Sobre el sustrato criollo se asentaron una mayoría de in­migrantes de Europa meridional y una minoría de los países limítrofes. Los nuevos pobladores eran trabajadores rurales y obreros no calificados que habían abandonado sus países de origen por la falta de trabajo y las pocas posibilidades de ascenso económico. El 90% de los inmigrantes se instaló en la provincia de Buenos Aires, en la de Córdoba y en el Litoral, especialmente en los centros urbanos.

El trasfondo económico
La incorporación de la Argentina al mercado europeo como país agro-exportador fue el trasfondo económico necesario de este proyecto social. La economía rural se diversificó. Se ampliaron las áreas de cultivo y la ganadería se vinculó definitivamente a la pro­ducción y exportación, como consecuencia del mejoramiento de la calidad de la carne y gracias a la instalación de frigoríficas.
Los ferrocarriles, construidos mayoritariamente con capital in­glés, facilitaron la incorporación a la economía internacional. Su trazado en forma de abanico comunicaba las áreas productivas con el puerto y a éste con Europa.
La contracara del proyecto económico
Sin embargo, este proyecto económico era vulnerable, ya que estaba ligado exclusivamente al comercio internacional y depen­diente del capital extranjero: cualquier cambio en Europa repercu­tía fuertemente en la Argentina.
Por otra parte, el hecho de que pocas familias fueran las propie­tarias de grandes extensiones -latifundios- provocaba la subuti­lización de las tierras y el agotamiento prematuro de las más férti­les.

La pirámide social

La sociedad estaba conformada por tres franjas:

1- Una pequeña franja integrada por la oligarquía. Una élite ce­rrada, descendiente de las familias fundadoras, dueña de tie­rras, empresas y del mundo financiero. No se discutía su legi­timidad para gobernar e implementar el proyecto del país. Sentía desprecio por el inmigrante real, diferente del ideal de Alberdi, quien prefería a la raza anglosajona como impulsora del progreso.  
    
2-Una franja intermedia compuesta por familias antiguas empo­brecidas, pequeños propietarios rurales, funcionarios estata­les, inmigrantes e hijos de inmigrantes -arrendatarios, comer­ciantes independientes- que lograron ascender merced a la movilidad social.

Conventillo
3-La franja inferior era la más amplia -casi el 55% de la pobla­ción- y estaba integrada por la mayoría de los inmigrantes, trabajadores manuales del sector de servicios, obreros de la incipiente industria, y por los criollos que se desempeñaban como peones rurales y trabajadores no calificados.

La contracara del proyecto social estuvo centrada en la crítica al sistema vigente. El ingreso irrestricto de inmigrantes favoreció la difusión de posiciones combativas, como el anarquismo y el so­cialismo, con la consiguiente consecuencia de ruidosas protestas, huelgas y atentados.
Para reprimir posibles desórdenes, se aprobó, en 1902, la Ley de Residencia, que permitía al Poder Ejecutivo expulsar del país a todo extranjero que comprometiera la seguridad nacional y pertur­base el orden público. Con el mismo fin se sancionó, en 1910, la Ley de Defensa Social, que prohibía la entrada de anarquistas y de personas que promovieran la violencia contra las instituciones.

Cuadro cronológico- Argentina- De 1880 al Centenario


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