La
aparición de la novela Pedro Páramo, en 1955, significó el inmediato
reconocimiento literario de su autor, Juan Rulfo, quien condensó en
sus páginas la angustia existencial del hombre contemporáneo, al
presentarlo en un mundo intemporal, edificado sobre las sombras y los
murmullos de los muertos.
Esta
novela de Rulfo no es de fácil lectura. El lector se sorprende ante su composición
fragmentaria, en cortos segmentos separados por espacios en blanco, sin
indicación de partes ni capítulos. Además, la existencia de diferentes
narradores que irrumpen abruptamente en el relato, desorienta y confunde
al lector·
Sin
embargo, Pedro Páramo presenta
una estructura precisa, conformada por setenta secuencias o
segmentos narrativas que constituyen dos partes bastante bien determinadas.
La primera
parte, formada por treinta y siete secuencias, narra el viaje de Juan
Preciado a Comala, en busca de su padre -"un tal Pedro Páramo"-,
según la promesa hecha a su madre, Dolores Preciado, en su lecho de muerte. Su
guía es Abundio, el arriero, otro hijo ilegítimo de Pedro Páramo.
Al llegar, Juan Preciado
descubre que Comala es un pueblo sin vida, habitado sólo por fantasmas.
Sin embargo se aloja allí, conversa con quienes el lector no alcanza a
distinguir si son seres vivos o ánimas en pena, y reconstruye parte de la
existencia del que fuera su padre, Pedro Páramo, de cuya muerte se entera al
arribar al pueblo. Por último, "acalambrado
como los muertos de miedo", muere Juan Preciado. Lo entierran
junto a Dorotea, su principal interlocutora a lo largo de esta primera parte”.
Sobre esta línea
argumental de base se intercalan:
Los recuerdos de
Dolores Preciado sobre Comala, que motivaran el viaje
de Juan:"Llanuras verdes. Ver subir
y bajar el horizonte con el viento que mueve las espigas, el rizar de la tarde
con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la alfalfa y
del pan. Un pueblo que huele a miel derramada... "
Las remembranzas
fragmentarias de Pedro Páramo respecto de Susana San Juan, del amor nacido en
la infancia compartida y de su inasible corazón enajenado por la locura:"Miraba caer las gotas iluminadas por los
relámpagos, y cada vez que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba
en ti, Susana."
La intervención,
mínima, del narrador omnisciente, que presenta a Abundio y
a Juan Preciado; narra la infancia de Pedro Páramo;relata
parcialmente la muerte de Miguel Páramo; introduce al padre Rentería,
párroco de Comala, y a Fulgor Sedano, administrador de la hacienda de Pedro
Páramo.
Se intercalan asimismo:
Las
secuencias que narran la muerte de Miguel, hijo de Páramo.
Los
remordimientos del padre Rentería por no oponerse a la tiranía de Páramo.
Los
pasajes relativos a la revolución y al manejo que Páramo hace de ella, en su
favor.
Los
hechos más importantes en la vida de Susana San Juan, previos a su casamiento
con Pedro Páramo y causa de su locura.
La
vida solitaria y falta de amor de Pedro Páramo y su muerte a manos de
Abundio, su hijo.
Todo este material
narrativo es presentado desde múltiples perspectivas,
a través de los monólogos de los personajes involucrados, así como también de
diálogos entre muertos.
La aparente
incoherencia estructural de la novela
Con
las aportaciones fragmentarias de los distintos personajes en monólogos o diálogos,
se va dando el asunto de la obra, sin que los sucesos aludidos o comentados
sean presentados en su secuencia normal. De ahí la dislocación narrativa que
sorprende al lector, quien, como dijimos, debe ordenar ese material
cronológicamente o según una relación de causalidad.
Sin
embargo, en un nivel estructural más profundo, se advierten elementos temáticos
recurrentes que ensamblan ambas partes. Ejemplo de ello es el tema
de la muerte de Pedro Páramo, narrada en las dos secciones, pero desde
diferentes perspectivas; o la simetría en la aparición de Abundio, el arriero,
quien abre la primera parte y cierra la segunda. Es característico el modo de
contar los sucesos no en su devenir, sino al revés.
Asimismo se
da otra simetría interna en la distribución, en cada parte, de igual número de
secuencias correspondientes a determinado personaje o tema. Ejemplo de ello son
las veintitrés dedicadas a Pedro Páramo en la primera parte, cantidad que se
repite en la segunda.
La posición del
narrador
La
diversidad en la perspectiva narrativa también contribuye a este fingido
disloque, pues, si bien existe un narrador omnisciente que proporciona
datos escuetos referentes al tiempo y al lugar, lo que prevalece es la voz de
otros narradores, cuyos monólogos interiores reconstruyen la vida de Pedro
Páramo y lo sucedido en Comala.
El tiempo
narrativo
El
autor sitúa la acción fuera del tiempo, y así destruye el signo más notable de
la vida humana. De esa forma no existe frontera entre la vida y la muerte. En
el principio de la obra asistimos a la llegada a Comala de Juan Preciado, vivo,
y, aparentemente después de la muerte de su madre, Dolores. Pero, a
poco, el uso de diferentes expresiones temporales nos va señalando continuos
saltos en el tiempo, hasta lograr la inexistencia del antes y
del después.
Dentro de esa diversa
perspectiva temporal se pueden distinguir:
El tiempo
histórico o real, que corresponde a la historia de Méjico, desde 1858
hasta 1929, fecha en que finaliza la Revolución Cristera.
El tiempo
de la trama de la novela, desde 1858 -nacimiento de Pedro Páramo-hasta
1934 -muerte de Juan Preciado.
El tiempo
mítico o ucronía , es decir, el no tiempo de las evocaciones de
los muertos de Comala, nacidas en el interior de sus conciencias atormentadas.
El tiempo
circular del relato en sí, ya que, como dijimos, se inicia en un futuro
-el viaje de Juan Preciado a Comala-, respecto del pasado que será tema de la
novela -vida, tiranía y muerte de Pedro Páramo-, para terminar integrando ese
pasado con el futuro inicial a través de Abundio, el arriero matador de Páramo,
pero, a la vez, guía de Juan Preciado.
Técnicas
narrativas
De
todos los recursos propios de la nueva narrativa usados por Rulfo -"flash-back",
"racconto", monólogo interior, contrapunto, narración preactiva (narración
que comienza por el resultado de los sucesos que iniciaron la acción),
seleccionamos los dos últimos, por ser los que subrayan la estructura circular de la novela.
El
contrapunto se da en la base misma de la obra, ya que, en sí, ésta
desarrolla dos historias, la de Pedro Páramo y la de Juan Preciado. Algo
semejante ocurre con la de Susana San Juan y la de Dolores Preciado.
Con
esta técnica se enlaza otra: la de la evocación, que apunta a lograr
una atmósfera poética mediante los distintos tonos que alcanzan las
intervenciones de personajes, las cuales traducen estados psíquicos diferentes.
Del
otro recurso -la narración preactiva-- hemos venido hablando desde el
principio. Al comenzar por los resultados del accionar de Pedro Páramo, es
decir, por presentar el deseo de venganza de Dolores Preciado, encarnado en el
viaje a Comala de su hijo Juan, y remontarse, a través de las evocaciones
a otros tiempos no ordenados cronológicamente, Rulfo logra crear un clima de ambigüedad en cuanto a si sus personajes viven
o están muertos.
La lengua usada
por Rulfo coadyuva para alcanzar esos tonos que
caracterizan a los distintos personajes. Sin embargo, pueden señalarse dos registros lingüísticos diferentes:
El
utilizado por el narrador omnisciente, abundante en imágenes y semejante al empleado
por Dolores Preciado en sus evocaciones de Comala:"Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me
enflaquecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de
hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos... "
El
teñido de color local por el empleo de mejicanismos y vulgarismos morfosintácticos,
de los que se sirven los demás personajes:”-Deme el otro cuartillo, madre Villa. Y si me lo quiere dar sobradito,
pos ahí es cosa de usté.”
Simbolismo de la
obra
Las
dificultades que entraña la lectura de Pedro Páramo inciden en la
problemática de su interpretación. En general, los críticos han visto en Comala
características semejantes a las del infierno dantesco. En efecto, se insiste
constantemente en el calor que impera en el pueblo y en el descenso necesario
para llegar a él. Así Juan Preciado pregunta:
-¿Cómo dice usted que se
llama el pueblo que se ve allá abajo?
-Comala, señor.
y más adelante:
-Hace calor aquí --dije.
-Sí, y esto no es nada -me
contestó el otro--. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a
Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del
infierno. Con decirle que muchos de los que allí mueren, al llegar al infierno
regresan por su cobija.
Desde el principio se
advierte al lector sobre su atmósfera irrespirable:
Era ese tiempo de la
canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor a
podrido de las saponarias .
Además, su mismo nombre lo
indica, ya que "camal" designa en Méjico un recipiente de barro
usado para calentar tortas sobre las brasas. "Comala" es, pues,
el sitio infernal, sobre las brasas.
Hacia
allí viaja Juan Preciado en busca de un paraíso ilusorio -tal es Comala en las
descripciones plenas de nostalgia de Dolores Preciado-. Su hijo Juan reedita,
pues, el mito del regreso en busca de los propios orígenes; es decir, que más
allá de la historia del cacique pueblerino, más allá de la historia de sus
violencias y tiranías, subyace la expresión de un mito tan antiguo como el
hombre: el que se refiere a la búsqueda de la propia identidad mediante el
reencuentro con el padre.
Lo
indica el mismo narrador por boca de Abundio. Al preguntarle Juan Preciado cómo
era Pedro Páramo, el arriero le contesta: "un rencor vivo". He aquí el germen de la novela. De él
nacerán otros subtemas:
a)
la culpa, a través de la sensación de la caída del hombre en la soledad y la
desesperanza.
b)
el amor como sentimiento fallido, incapaz de transmitirse. Ni Pedro Páramo en
su ilusoria pasión por Susana San Juan, ni Dolores Preciado en su frenesí
amoroso por Pedro, logran comunicar su sentimiento.
c)
la violencia que engendra el caciquismo en la figura del protagonista .
Breve biografía de Juan
Rulfo: Pocos datos bastan para conformar la
biografía de Juan Rulfo. Su nacimiento en Sayula, Jalisco (Méjico), en 1918. La
tristeza de una infancia marcada por la muerte violenta de su padre en 1924.
Los estudios primarios en Guadalajara. La difícil etapa de la adolescencia, que
se inicia en 1930 con la pérdida de su madre, cuando aún está latente la
sublevación de los "cristeros" que provocará, en 1933, la
clausura de la universidad. Después, el abrirse camino en la vida y en la
literatura, a través del periodismo, con la publicación de los primeros
cuentos: "Nos han dado la tierra", "Macaria" y "La
vida no es muy seria en sus cosas" (1945). Ocho años más tarde, el éxito
con El llano en llamas, su único volumen de cuentos, en el que reúne
las narraciones hasta entonces publicadas en revistas y diarios.
En 1955
aparece su novela Pedro Páramo, cuyos tema y ambiente ya esbozara en
algunos de sus cuentos: "Los murmullos" y "Luvina".
Desde
entonces, hasta su muerte en 1986, Rulfo trabaja en la redacción de una nueva
novela, La cordillera, aún inédita.
En 1980,
publica El gallo de oro, que agrupa textos dedicados al cine.
Rulfo
es, esencialmente, un narrador. Sus cuentos y su novela así lo atestiguan. Pero
un narrador determinado por una circunstancia precisa: haber iniciado su
producción literaria en la década del 40, en un Méjico todavía escindido por la
Revolución de 1910, influenciado por las técnicas narrativas de la novelística
norteamericana y europea de principios de siglo. De ahí la aparición de los siguientes caracteres en la narrativa de
este autor mejicano: una atmósfera sombría, preñada de recuerdos
dolorosos; la violencia y la desolación como temas recurrentes;la
ruptura de la barrera entre lo real y lo imaginario; el uso de
modernas técnicas narrativas: "racconto", "flash-back",
corriente de conciencia, etcétera ; la concisión expresiva.
Así
sus obras, sean cuentos o novela, tienen caracteres comunes.
Si
bien cada uno de los cuentos de El
llano en llamas es diferente de los demás, "Luvina" aparece
como el antecedente más directo de Comala, el pueblo que sirve de escenario en
su única novela, Pedro Páramo, en tanto que "Macario"
preanuncia el clima espectral que rodeará a sus personajes.
Fuente: AAVV_
Las letras en la América hispana
Ed.
ESTRADA- Bs.as.
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