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16 de febrero de 2012

Análisis de Pedro Páramo de Juan Rulfo


La aparición de la novela Pedro Páramo, en 1955, significó el inmediato reconoci­miento literario de su autor, Juan Rulfo, quien condensó en sus páginas la angustia existencial del hombre contemporáneo, al presentarlo en un mundo intemporal, edifi­cado sobre las sombras y los murmullos de los muertos.
Esta novela de Rulfo no es de fácil lectura. El lector se sorprende ante su composición fragmentaria, en cortos segmentos separados por espacios en blanco, sin indicación de partes ni capítulos. Además, la existencia de diferentes narradores que irrumpen abruptamente en el relato, desorienta y confunde al lector·
Sin embargo, Pedro Páramo presenta una estructura precisa, conformada por seten­ta secuencias o segmentos narrativas que constituyen dos partes bastante bien deter­minadas.
La primera parte, formada por treinta y siete secuencias, narra el viaje de Juan Preciado a Comala, en busca de su padre -"un tal Pedro Páramo"-, según la promesa hecha a su madre, Dolores Preciado, en su lecho de muerte. Su guía es Abundio, el arriero, otro hijo ilegítimo de Pedro Páramo.
Al llegar, Juan Preciado descubre que Comala es un pueblo sin vida, habitado sólo por fantasmas. Sin embargo se aloja allí, conversa con quienes el lector no alcanza a distinguir si son seres vivos o ánimas en pena, y reconstruye parte de la existencia del que fuera su padre, Pedro Páramo, de cuya muerte se entera al arribar al pueblo. Por último, "acalambrado como los muertos de miedo", muere Juan Preciado. Lo entierran junto a Dorotea, su principal interlocutora a lo largo de esta primera parte”.

Sobre esta línea argumental de base se intercalan:
Los recuerdos de Dolores Preciado sobre Comala, que motivaran el viaje de Juan:"Llanuras verdes. Ver subir y bajar el horizonte con el viento que mueve las espigas, el rizar de la tarde con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la alfalfa y del pan. Un pueblo que huele a miel derramada... "
Las remembranzas fragmentarias de Pedro Páramo respecto de Susana San Juan, del amor nacido en la infancia compartida y de su inasible corazón enajenado por la locura:"Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, y cada vez que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana." 
La intervención, mínima, del narrador omnisciente, que presenta a Abundio y a Juan Preciado;  narra la infancia de Pedro Páramo;relata parcialmente la muerte de Miguel Páramo; introduce al padre Rentería, párroco de Comala, y a Fulgor Sedano, administrador de la hacienda de Pedro Páramo.

Se intercalan asimismo:
Las secuencias que narran la muerte de Miguel, hijo de Páramo.
Los remordimientos del padre Rentería por no oponerse a la tiranía de Páramo.
Los pasajes relativos a la revolución y al manejo que Páramo hace de ella, en su favor.
Los hechos más importantes en la vida de Susana San Juan, previos a su casa­miento con Pedro Páramo y causa de su locura.
La vida solitaria y falta de amor de Pedro Páramo y su muerte a manos de Abundio, su hijo.
Todo este material narrativo es presentado desde múltiples perspectivas, a través de los monólogos de los personajes involucrados, así como también de diálogos entre muertos.

La aparente incoherencia estructural de la novela
Con las aportaciones fragmentarias de los distintos personajes en monólogos o diá­logos, se va dando el asunto de la obra, sin que los sucesos aludidos o comentados sean presentados en su secuencia normal. De ahí la dislocación narrativa que sorprende al lector, quien, como dijimos, debe ordenar ese material cronológicamente o según una relación de causalidad.
Sin embargo, en un nivel estructural más profundo, se advierten elementos temáticos recurrentes que ensamblan ambas partes. Ejemplo de ello es el tema de la muerte de Pedro Páramo, narrada en las dos secciones, pero desde diferentes perspectivas; o la simetría en la aparición de Abundio, el arriero, quien abre la primera parte y cierra la segunda. Es característico el modo de contar los sucesos no en su devenir, sino al revés.
Asimismo se da otra simetría interna en la distribución, en cada parte, de igual número de secuencias correspondientes a determinado personaje o tema. Ejemplo de ello son las veintitrés dedicadas a Pedro Páramo en la primera parte, cantidad que se repite en la segunda.
La posición del narrador
La diversidad en la perspectiva narrativa también contribuye a este fingido disloque, pues, si bien existe un narrador omnisciente que proporciona datos escuetos referentes al tiempo y al lugar, lo que prevalece es la voz de otros narradores, cuyos monólogos interiores reconstruyen la vida de Pedro Páramo y lo sucedido en Comala.
El tiempo narrativo
El autor sitúa la acción fuera del tiempo, y así destruye el signo más notable de la vida humana. De esa forma no existe frontera entre la vida y la muerte. En el principio de la obra asistimos a la llegada a Comala de Juan Preciado, vivo, y, aparentemente después de la muerte de su madre, Dolores. Pero, a poco, el uso de diferentes expresiones temporales nos va señalando continuos saltos en el tiempo, hasta lograr la inexistencia del antes y del después.
Dentro de esa diversa perspectiva temporal se pueden distinguir:
El tiempo histórico o real, que corresponde a la historia de Méjico, desde 1858 hasta 1929, fecha en que finaliza la Revolución Cristera.
El tiempo de la trama de la novela, desde 1858 -nacimiento de Pedro Páramo­-hasta 1934 -muerte de Juan Preciado.
El tiempo mítico o ucronía , es decir, el no tiempo de las evocaciones de los muertos de Comala, nacidas en el interior de sus conciencias atormentadas.
El tiempo circular del relato en sí, ya que, como dijimos, se inicia en un futuro -el viaje de Juan Preciado a Comala-, respecto del pasado que será tema de la novela -vida, tiranía y muerte de Pedro Páramo-, para terminar integrando ese pasado con el futuro inicial a través de Abundio, el arriero matador de Páramo, pero, a la vez, guía de Juan Preciado.
Técnicas narrativas
De todos los recursos propios de la nueva narrativa usados por Rulfo -"flash-back", "racconto", monólogo interior, contrapunto, narración preactiva (narración que comienza por el resultado de los sucesos que iniciaron la acción), seleccionamos los dos últimos, por ser los que subrayan la estructura circular de la novela.
El contrapunto se da en la base misma de la obra, ya que, en sí, ésta desarrolla dos historias, la de Pedro Páramo y la de Juan Preciado. Algo semejante ocurre con la de Susana San Juan y la de Dolores Preciado.
Con esta técnica se enlaza otra: la de la evocación, que apunta a lograr una at­mósfera poética mediante los distintos tonos que alcanzan las intervenciones de personajes, las cuales traducen estados psíquicos diferentes.
Del otro recurso -la narración preactiva-- hemos venido hablando desde el prin­cipio. Al comenzar por los resultados del accionar de Pedro Páramo, es decir, por presentar el deseo de venganza de Dolores Preciado, encarnado en el viaje a Comala de su hijo Juan, y remontarse, a través de las evocaciones  a otros tiempos no ordenados cronológicamente, Rulfo logra crear un clima de ambigüedad en cuanto a si sus personajes viven o están muertos.
La lengua usada por Rulfo coadyuva para alcanzar esos tonos que caracterizan a los distintos personajes. Sin embargo, pueden señalarse dos registros lingüísticos di­ferentes:
El utilizado por el narrador omnisciente, abundante en imágenes y semejante al em­pleado por Dolores Preciado en sus evocaciones de Comala:"Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me enfla­quecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos... "
El teñido de color local por el empleo de mejicanismos y vulgarismos morfosintác­ticos, de los que se sirven los demás personajes:”-Deme el otro cuartillo, madre Villa. Y si me lo quiere dar sobradito, pos ahí es cosa de usté.”
Simbolismo de la obra
Las dificultades que entraña la lectura de Pedro Páramo inciden en la problemática de su interpretación. En general, los críticos han visto en Comala características se­mejantes a las del infierno dantesco. En efecto, se insiste constantemente en el calor que impera en el pueblo y en el descenso necesario para llegar a él. Así Juan Preciado pregunta:
-¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
-Comala, señor.
y más adelante:
-Hace calor aquí --dije.
-Sí, y esto no es nada -me contestó el otro--. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.
Desde el principio se advierte al lector sobre su atmósfera irrespirable:
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor a podrido de las saponarias .
Además, su mismo nombre lo indica, ya que "camal" designa en Méjico un reci­piente de barro usado para calentar tortas sobre las brasas. "Comala" es, pues, el sitio infernal, sobre las brasas.
Hacia allí viaja Juan Preciado en busca de un paraíso ilusorio -tal es Comala en las descripciones plenas de nostalgia de Dolores Preciado-. Su hijo Juan reedita, pues, el mito del regreso en busca de los propios orígenes; es decir, que más allá de la historia del cacique pueblerino, más allá de la historia de sus violencias y tiranías, subyace la expresión de un mito tan antiguo como el hombre: el que se refiere a la búsqueda de la propia identidad mediante el reencuentro con el padre.
Lo indica el mismo narrador por boca de Abundio. Al preguntarle Juan Preciado cómo era Pedro Páramo, el arriero le contesta: "un rencor vivo". He aquí el germen de la novela. De él nacerán otros subtemas:
a) la culpa, a través de la sensación de la caída del hombre en la soledad y la deses­peranza.
b) el amor como sentimiento fallido, incapaz de transmitirse. Ni Pedro Páramo en su ilusoria pasión por Susana San Juan, ni Dolores Preciado en su frenesí amoroso por Pedro, logran comunicar su sentimiento.
c) la violencia que engendra el caciquismo en la figura del protagonista .

Breve biografía de Juan Rulfo: Pocos datos bastan para conformar la biografía de Juan Rulfo. Su nacimiento en Sayula, Jalisco (Méjico), en 1918. La tristeza de una infancia marcada por la muerte violenta de su padre en 1924. Los estudios primarios en Guadalajara. La difícil etapa de la adolescencia, que se inicia en 1930 con la pérdida de su madre, cuando aún está latente la sublevación de los "cristeros"  que provocará, en 1933, la clausura de la universidad. Después, el abrirse camino en la vida y en la literatura, a través del pe­riodismo, con la publicación de los primeros cuentos: "Nos han dado la tierra", "Ma­caria" y "La vida no es muy seria en sus cosas" (1945). Ocho años más tarde, el éxito con El llano en llamas, su único volumen de cuentos, en el que reúne las narraciones hasta entonces publicadas en revistas y diarios.
En 1955 aparece su novela Pedro Páramo, cuyos tema y ambiente ya esbozara en algunos de sus cuentos: "Los murmullos" y "Luvina".
Desde entonces, hasta su muerte en 1986, Rulfo trabaja en la redacción de una nueva novela, La cordillera, aún inédita.
En 1980, publica El gallo de oro, que agrupa textos dedicados al cine.
Rulfo es, esencialmente, un narrador. Sus cuentos y su novela así lo atestiguan. Pero un narrador determinado por una circunstancia precisa: haber iniciado su producción literaria en la década del 40, en un Méjico todavía escindido por la Revolución de 1910, influenciado por las técnicas narrativas de la novelística norteamericana y europea de principios de siglo. De ahí la aparición de los siguientes caracteres en la narrativa de este autor mejicano:  una atmósfera sombría, preñada de recuerdos dolorosos;  la violencia y la desolación como temas recurrentes;la ruptura de la barrera entre lo real y lo imaginario;   el uso de modernas técnicas narrativas: "racconto", "flash-back", corriente de con­ciencia, etcétera ; la concisión expresiva.
Así sus obras, sean cuentos o novela, tienen caracteres comunes.
Si bien cada uno de los cuentos de El llano en llamas es diferente de los demás, "Luvina" aparece como el antecedente más directo de Comala, el pueblo que sirve de escenario en su única novela, Pedro Páramo, en tanto que "Macario" preanuncia el clima espectral que rodeará a sus personajes.

Fuente: AAVV_ Las letras en la América hispana
Ed. ESTRADA- Bs.as.




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