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25 de enero de 2013

Análisis de Los hermanos Karamázov de Fédor Dostoievski


Análisis de Los hermanos Karamázov de Fédor Dostoievski

No en vano Los hermanos Karamázov se considera la no­vela más compleja y la más rica en ideas y caracteres huma­nos de Fédor Dostoievski. Es la historia de una familia, más bien de unas cuantas personas, que quizás lo único que tienen en común es el apellido (en el caso de Smérdiakov, ni eso. . .); y a la vez es como la historia de toda la humanidad, porque son cinco concepciones de vida, cinco caracteres, que tienen, como siempre en las obras de Dostoievski, a sus dobles.
El enorme material de esta "crónica familiar" está resumi­do en estas tres partes principales:
I.            La rivalidad en amores entre el padre y su hijo mayor, que los lleva a la enemistad mortal.
II.          El asesinato misterioso del viejo Karamázov.
III.       Una falla de justicia, que condena al impetuoso y despreocu­pado Mitia como el único culpable del asesinato de su padre.

Estos acontecimientos violentos arrastran como en un tor­bellino a todos los miembros de la familia Karamázov y a las dos mujeres que están muy cerca de esta familia.
 La acción se desenvuelve con ritmo fortissimo, una enemistad muy pronto se transforma en tragedia. La mujer "infernal" Gruschenka, amante de Mitia, amenaza con irse junto con su padre y des­pués decide fugarse con el hombre que fue su primer amor. Mitia la sigue, pero antes busca por todas partes el dinero que le hace falta; esta misma noche asesinan a Karamázov padre y le roban el dinero. Todos los indicios acusan a Mitia.
Una señorita de buena familia, Katerina Ivénovna, le debe un gran favor a Mitia, por eso lo ama y lo odia al mismo tiempo, aunque trata de salvarlo de la prisión. El asesinato del viejo Karamázov hace estallar también la tragedia en la vida de otro hermano, Iván, una inteligencia brillante, un cerebro analítico, que todo lo comprende y todo lo enjuicia. Iván tam­bién está mezclado en el asesinato de su padre y su indirecta intervención, a  través  de  su medio-hermano, el repugnante Smérdiakov, lo arrojó a la locura, a la angustia mortal.
En el juzgado, Dostoievski, como lo hace siempre, reúne a todos, y el aparentemente tranquilo procedimiento judicial termina con una "catástrofe inesperada"   (así es el título de uno de los últimos capítulos de Los hermanos Karamázov), cuando Iván confiesa ser el instigador del crimen y que el asesino verda­dero es Smérdiakov, quien se ha ahorcado la madrugada anterior. Pero Katerina Ivánovna por amor a Iván, sacrifica a Mitia, mostrando al juez una carta comprometedora que le escribió Dmitri unas horas antes del crimen. Alioscha siente una pro­funda piedad por todos los que sufren, es capaz de sacrificarse por todos, es un alma hermosa, absolutamente sincera, pero consciente de los vicios que anidan en las almas de los Kara­mázov, incluso en su propia alma.
El comprende mejor que nadie los dramas de Dmitri, de Iván, de Gruschenka y Katerina Ivánovna, también de su padre y de Smérdiakov. Le duele la muerte de Iliusha, sufre mucho por la muerte de padre Zósi-ma... El comprende todo, y todo lo perdona. Sin embargo, parafraseando  a un estudioso de  Shakespeare  —quien dijo que solo Hamlet pudo haber escrito las tragedias de Shakes­peare— diremos, con Leonid Grosmann, que de todos los perso­najes de Dostoievski, sólo Iván Karamázov pudo ser el autor de las novelas de Dostoievski. Verdaderamente, algunos capí­tulos incluidos en Los hermanos Karamázov, tales como "El motín", "El Gran Inquisidor", "El diablo" y "La pesadilla de Iván Fédorovich", los escribió Iván con su estilo brusco y despiadado, que se distingue del estilo de otros personajes por su fuerza y su absoluta falta de auto-conmiseración.
Esta constante tendencia de Dostoievski de ver todo en coexistencia, captar y mostrar todo junto y al mismo tiempo, extendiéndolo en el espacio, conservando la unidad del tiempo, lo llevan a presentar las contradicciones internas y las etapas internas del desarrollo de sus personajes en dramatizaciones espaciales, haciéndolos co iversar con sus dobles, con el diablo, con su alter ego, con su caricatura.
Así sucede con Iván Karamázov, cuya intensa vida espiritual, contradictoria y espe­luznante, se nos aclara en distintas conversaciones de Iván con Alioscha, de Iván con padre Zósima, Iván con el diablo, Iván con Smérdiakov.

Se puede decir que de cada conflicto de una persona Dostoievski trata de hacer dos individuos para dramati­zar el conflicto y desplegarlo extensivamente. De ahí proviene su pasión por las escenas masivas, su intención constante de concentrar en el mismo lugar y especialmente en el mismo momento —a veces, quizás, contra toda la verosimilitud pragmá­tica— a la mayor cantidad de personas, la mayor cantidad de temas,-en general, reunir en un solo instante la mayor diver­sidad calificativa. De ahí también proviene la catastrófica rapidez de la acción, "el movimiento en torbellino", la diná­mica de Dostoievski. La dinámica, la rapidez en este caso no es el triunfo del tiempo, sino la superación del tiempo, porque la rapidez es la única manera de superar el tiempo en el tiempo.

Muchos personajes, enorme cantidad de temas e ideas divide este libro en varios libros. Dostoievski alcanzó a entregarlo a la humanidad en el último año de su vida, enero de 1881.  No tuvo tiempo de escribir la segunda parte de Los hermanos Karamazov, pero se cumplió  totalmente aquel deseo suyo, que el gran escritor ruso siempre repetía, recitando unos versos de Ogarev:
Abría yo al  azar   la   vieja Biblia
Y pedía,  llorando amargamente,
Que el destino me depare la vida,
El dolor y la muerte de un profeta.

Fuente:
Irina Bogdaschevski
CEAL, BS.AS., 1979

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