Análisis-resumen de Las buenas inversiones Julio Cortázar
En este cuento, Cortázar utiliza el humor como recurso. La desviación de lo previsible, es decir, la transgresión de la realidad habitual mediante la irrupción de lo desacostumbrado, lo sorpresivo, es la técnica constante del relato.
Un hombre de modestísimas aspiraciones, Gómez, marcha a una región de colinas agradables y pueblecitos inocentes, para tratar de realizar su sueño: comprar un metro cuadrado de tierra. Consigue que alguien le venda este terreno de dimensión poco común y hasta ridícula. Esta situación genera la curiosidad de los habitantes del lugar y más tarde de los turistas, quienes acuden a ver a Gómez que ha instalado allí su reposera para tenderse a leer el diario y un calentador para cocinar choclo (su comida predilecta).
Posteriormente, se despierta la codicia de quienes acuden a verlo, puesto que imaginan que en la región hay petróleo. Llegan inversionistas venezolanos y, ante la indiferencia de Gómez, comienzan a perforar en toda la zona, pero sin encontrar nada: ergo, solo hay petróleo en el metro cuadrado de Gómez. Intentan comprarle el terreno, Gómez se niega y la oferta de dinero sube de tal manera minuto a minuto que se convierte, sin quererlo, en el hombre más rico del país.
Sin embargo, Gómez es, dentro del ámbito humano que lo rodea, el hombre distinto a la mayoría, no integrado a la habitual escala de valores. Por eso los demás no lo entienden y lo observan como a un objeto curioso y digno de estudio.
Por supuesto, en el metro cuadrado de Gómez se descubre un yacimiento petrolífero y de allí la paradoja del relato: se convierte sin buscarlo, en millonario. Vuelve a la ciudad, pero siempre fiel a sí mismo, se compra un departamento con terraza, para sentarse a leer el diario y comer su choclo.
El resto de los personajes del cuento representan la sociedad a la cual pertenecen, aquella dominada por el afán de lucro e insensible para comprender valores distintos a aquellos que las sustentan.
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