La oración simple
La oración puede ser estudiada desde la
sintaxis, que se ocupa de las relaciones que establecen entre sí las palabras
y las estructuras que conforman la oración. Desde el punto de vista sintáctico,
esto es, de las partes que la constituyen, las oraciones se pueden dividir en
simples y compuestas.
A su vez, las oraciones
simples pueden ser de dos
tipos, según tengan des miembros o sólo uno. En el primer caso se trata de
oraciones bimembres; en el segundo, de oraciones unimembres.
Las oraciones
bimembres están formadas por dos constituyentes -un
sujeto y un predicado- que son codependientes, es decir, no puede aparecer el
uno sin el otro.
Las oraciones unimembres, por su parte, tienen
un único constituyente que no es ni sujeto ni predicado. Estas oraciones se forman de tres maneras:
con verbos
atmosféricos: Relampaguea en el horizonte.
con el verbo
"haber" conjugado cuando es impersonal:
- Hay demasiada gente en este lugar.
- Hubo problemas para llegar hasta ahí.
con un núcleo sustantivo derivado de
un verbo:
Importante embotellamiento en los accesos a
esta ciudad.
Por su parte, las oraciones
bimembres están formadas por un
predicado, cuyo núcleo suele ser un verbo conjugado y por un sujeto, que, como
ya se dijo, concuerda con el verbo en persona y número. Ejemplo:
- Una persona necesita entre 2.000 y 6.000 miligramos de potasio por día
- Los comerciantes aumentaron los precios de los alimentos sólo un 30%.
- Nosotros viajamos a menudo para ver a mi familia.
El verbo y sus argumentos
En una oración simple,
el verbo conjugado cumple la función de núcleo del predicado verbal. Desde esa
posición, selecciona argumentos que lo acompañan. Estos argumentos pueden ser
de dos tipos: internos o externos.
El argumento externo es el sujeto
oracional, que puede ser un sustantivo -o construcción sustantiva- o
un pronombre personal. Con el argumento externo, el verbo concuerda en persona
y en número.
Los argumentos
internos son los complementos del verbo que forman
con él el predicado verbal. Sin embargo, no todos los verbos conjugados
seleccionan argumentos internos ya que puede bastar por sí solo para decir todo
lo que se quiere decir sobre el sujeto. Por ejemplo, en:
•
El niño duerme.
•
El perro huyó.
•
Escribiré.
Los verbos ("duerme",
"huyó", "escribiré") no seleccionan argumentos internos ya
que no requieren de otras palabras que completen su sentido. En cambio en:
·
La niña dio un juguete a su hermano.
·
El mensajero entregó el paquete.
Los verbos
("dio", "entregó") exigen los argumentos que necesitan para
completar el sentido. En estos casos, se trata de verbos que requieren de
argumento o complementos que los acompañen.
Sin embargo, la
selección de los argumentos no depende únicamente el verbo sino del discurso y
de la situación de enunciación, dado que en muchos casos puede reponerse la
información faltante gracias al texto y al contexto. Así en:
·
Cierra un poquito.
·
Juan no viene. / -No sabía.
el sentido se completa por el contexto en
el primer caso y por el cotexto, en el segundo. En el primer caso, no es
necesario decir "la puerta" o "la ventana", que es lo que
hay que cerrar, porque en la conversación el destinatario la ve o reconoce de
qué se habla.
Por este motivo,
existen pocos verbos que siempre requieren complementos e, incluso, existen
verbos que pueden en algunas oportunidades requerir complementos y en otras,
no.
Por ejemplo:
·
Escribiré una carta al director.
·
Escribiré.
Estas oraciones
presentan el mismo verbo pero en un caso, requiere un complemento mientras que
en el otro, no.
Según los complementos que requieran los verbos
pueden clasificarse, entre otros, en transitivos, intransitivos y copulativos.
a.
Los verbos
transitivos son aquellos que requieren un complemento
directo (argumento interno) para completar su significación. Entre ellos,
pueden mencionarse: "dar", "dejar", "entregar",
"abandonar", "mostrar", "obtener",
"difundir", "reconocer", "guardar",
"quitar", "ver", "traer" y "tratar".
Por ejemplo:
·
El hombre abandonó el paquete cerca de la estación de ómnibus.
·
El noticiero difundió la noticia poco después de ocurrida.
Muchos verbos
transitivos no requieren objeto directo cuando denotan habilidad, capacidad o
disposición del sujeto. Por ejemplo, las siguientes oraciones se forman con
verbos transitivos que, sin embargo, no seleccionan complementos directos:
·
Después de la operación., mi madre ve perfectamente.
·
El niño lee sin dificultad.
b.
Los verbos intransitivos son aquellos que no
llevan complemento directo, pero sí pueden estar acompañados por otros complementos
(indirectos, como construcciones preposicionales).
Son ejemplos de verbos
intransitivos: "vivir", "morir",
"quedar", "dormir, "venir", "soñar",
"llorar" e "ir".
•
El niño está llorando.
•
La anciana vive en una choza alejada de la civilización.
Dentro de las oraciones
formadas con verbos intransitivos (oraciones intransitivas), suele formarse un
grupo aparte: las oraciones
de verbo de estado. Los verbos de estado
expresan en el sujeto una situación más o menos fija. Por
ejemplo:
·
Mi amigo vive en Santiago de Chile.
·
Los abuelos están en casa con sus nietos.
c.
Los verbos copulativos son verbos de estado
que seleccionan comocomplemento un predicativo subjetivo
obligatorio. Como su nombre lo indica (copular: "unir"),
estos verbos relacionan o unen el núcleo del sujeto oracional con un
atributo (que es la construcción predicativa).
Entre los
verbos copulativos pueden citarse "ser”, “parecer",""resultar",
semejar, permanecer, quedar y estar (cuando no indica lugar). Estos verbos no admiten el pasaje a voz
pasiva. Por ejemplo:
Las galletas eran blancas, de harina y
grasa, los dientes de Pancho eran cuadrados y grandes . Su pelo era suave,
rubio y de sorprendentes bucles naturales.
NO PUEDE DECIRSE:
Suave, rubio y de sorprendentes bucles
naturales es sido su pelo.
Las dos primeras oraciones
presentan verbos copulativos con sus correspondientes
predicativos ("blancas", "cuadrados y grandes", en el
primer caso y "suave, rubio y de sorprendentes bucles
naturales, en el segundo). El tercer ejemplo es una construcción gramatical
que resulta de pasar a voz pasiva una oración con verbo copulativo.
Los complementos del verbo
El objeto directo es la construcción que
precisa la significación del verbo transitivo y denota, a la vez, el objeto (persona, animal o
cosa) en que recae directamente la
acción expresada por el verbo: Juan cantó la canción
favorita de su novia.
También puede ser un objeto creado por la
acción del verbo, como en María pintó el cuadro.
Este complemento se
puede definir por les rasgos que lo caracterizan:
a.
se estructura como una construcción sustantiva:
Dejó sus herramientas en el lugar de los hechos.
b.
la construcción sustantiva va precedida por la preposición a cuando el núcleo
designa una persona o entidad personalizada:
A
pesar del paso del tiempo, reconocí a mi amigo a la distancia.
c.
el objeto directo puede sustituirse por un
pronombre personal: lo(s), la(s):
d.
El hombre compró el periódico antes de ir a trabajar.
El hombre lo compró antes de ir a trabajar.
d. el objeto directo es sujeto en la voz pasiva:
Los estudiantes de Letras admiran al poeta Juan Gelman.
E1 poeta Juan Gelman es admirado por los estudiantes de Letras.
El objeto indirecto es el complemento que
suele acompañar a los verbos que:
· denotan transferencia
("dar", "ofrecer", "regalar", "devolver "),
·
a los verbos de comunicación y de decir
("decir", "comunicar", "prometer",
"indicar", "señalar")
·
y, también, a los verbos de influencia ("ordenar", "aconsejar",
"pedir").
Este complemento suele
indicar el receptor de la acción
y, también, al paciente.
El objeto indirecto puede
caracterizarse porque
a. está siempre
encabezado por la preposición a: Le extendí la mano a Juan.
b.
no sufre cambios en el
pasaje a voz pasiva:
•
El señor mayor le vendió el libro a María.
El libro fue vendido a María por el señor mayor.
c. puede sustituirse o
duplicarse por el pronombre le(s): a
Juan pidió a los alumnos un poco de silencio.
Juan les pidió un poco de
silencio.
Juan les pidió a los alumnos un poco de silencio.
Otro tipo de complemento directo de
ciertos verbos, que tiene un funcionamiento diferente, es el predicativo
.
El predicativo puede ser subjetivo
(obligatorio o no obligatorio) u objetivo.
El predicativo subjetivo
obligatorio es el que acompaña a los verbos
copulativos y completa su significación. Además de complementar al verbo, se
refiere al sujeto de la oración.
El predicativo
subjetivo se caracteriza porque:
a.
puede estructurarse
como construcción
sustantiva ("Juan es amigo de
María"), construcción
adjetiva ("Juan parece celoso"), construcción preposicional ("Mis amigas están de buen
humor") o construcción
adverbial ("Sus padres están maravillosamente").
b. cuando el predicativo es
una construcción adjetiva, concuerda con el sujeto en género y número:
El hombre parece demasiado listo para
este trabajo.
c.
Cuando es obligatorio,
puede ser sustituido por la forma pronominal invariable lo:
María está contenta. María lo está.
d. los predicativos no
obligatorios pueden confundirse con el circunstancial de modo, pero se
diferencian de él porque el predicativo concuerda con el núcleo del sujeto:
Juan llegó cansado.
María estaba cansada.
EL PREDICATIVO OBJETIVO es un complemento del verbo que modifica,
también, al objeto directo, con el que concuerda en género y número. El
predicativo objetivo puede estar seleccionado por el verbo, como en los
siguientes ejemplos:
* Considero interesante tu propuesta.
• Las
autoridades del teatro nombraron a Pedro director de orquesta.
En los dos casos
anteriores, los verbos no sólo seleccionan un objeto directo sino también un
predicativo objetivo, ya que sin él el verbo tiene otro significado.
Los verbos que
seleccionan predicativos objetivos pueden ser de entendimiento
("considerar", "creer", "imaginar",
"juzgar", "suponer"), de percepción ("ver", "oír") y
otros similares en los que el predicativo objetivo denota un cargo o una
denominación ("designar", "elegir", "nombrar",
"llamar").
LOS ADVERBIOS
El
adverbio es una clase de palabra invariable que puede
cumplir distintas funciones dentro de la oración. Entre ellas: pueden ser modificadores de un verbo ("Llegó tarde a la cita", "Se levantó lentamente"), de otro adverbio ("Se levantó demasiado lentamente") y de un adjetivo ("Nos sentimos muy satisfechos por su actuación").
Además, puede ser
modificador de la modalidad de la oración, es decir, indicar una valoración
del hablante con respecto a la cláusula en su conjunto (por ejemplo,'Lamentablemente,
ya salió el ferry rumbo a Colonia), en esos casos son modificadores de
modalidad.
Los adverbios que
funcionan como modificadores
del verbo no son complementos de él sino adjuntos,
ya que el verbo no los selecciona como argumentos. Además, se diferencian de
los complementos por varios factores:
a.
señalan las
circunstancias (tiempo, modo, lugar, etcétera) en las que se desarrolla la
acción, el estado o el proceso indicado por el verbo;
b.
no permiten clasificar
el verbo (a diferencia de los complementos que permiten clasificarlos en
transitivos, intransitivos, etcétera);
c.
por lo general, pueden
omitirse, sin que ello cause agramaticalidad;
d. en algunos casos,
pueden ocupar distintas posiciones en la oración, sin restricciones;
e.
no pueden sustituirse
por pronombres personales;
f.
en el traspaso a voz
pasiva no sufren cambios.
Por lo general, los
adverbios tienen significado descriptivo pleno, es decir, independiente de la
situación en que se los use o del discurso previo
("despacio", "tarde", "mucho", "rápidamente").
Pero existen otros adverbios, llamados deícticos, que sólo se interpretan
a partir del contexto o de la situación en los que aparecen, como
"ahora", "ayer", "allí".
Los adverbios en-mente
Los adverbios en -mente son un subconjunto de
los adverbios que se distinguen porque se forman con un adjetivo calificativo
al que se le agrega la terminación -mente.
Son típicamente
adverbios de modo que funcionan como adjuntos (modificadores del
verbo). Pero también pueden cumplir otras funciones:
a.
especificadores: de grado
("excesivamente", "escasamente", "totalmente",
"plenamente", "absolutamente") o de precisión ("aproximadamente"
diez minutos);
b. adjuntos
extraclausulares (modifican a toda la cláusula): de frecuencia
("habituaimente", "generalmente", "normalmente"),
de cuantiíicación ("enormemente",
"exageradamente", "moderadamente") o de tiempo
("recientemente", "antiguamente", "actualmente");
.
c- adverbios oracionales:
de actitud del hablante, en general, ("francamente",
"sinceramente", "honestamente"); modales que pueden ser de
dos tipos: los que precisan la actitud del hablante hacia el contenido del
enunciado ("felizmente", "lamentablemente") y los que precisan la
evaluación del hablante sobre la posibilidad de que un estado de cosas sea o no
verdadero ("ciertamente", "seguramente",
"probablemente", "posiblemente"); conectivos ("consiguientemente",
"primeramente", "igualmente").
La referencia. Los pronombres
Existen, en las
oraciones, ciertas palabras cuya función es la de mantener la identificación
de la referencia, de aquello de lo que el texto habla, bien porque establecen un
puente con dicho referente, bien porque
establecen una relación intra-textual con el sustantivo o la expresión que se ha utilizado para
mencionarlo por primera vez. Entre estas palabras se encuentra
la compleja clase de los pronombres.
Los pronombres suelen considerarse
sustantivos con propiedades semánticas específicas. Esta caracterización se
debe, principalmente a que su significado es gramatical y no descriptivo, es
decir, no agrega ningún elemento conceptual o dato acerca de aquello a lo que
se refiere -a diferencia de palabras como "mesa", "auto" o
"árbol" que permiten pensar en un objeto con características
determinadas- y, además, porque su referente es ocasional y sólo puede
interpretarse en relación con el contexto (pronombres deícticos) o en relación con el discurso (pronombres
anafóricos).
Los pronombres deícticos son aquellos cuyo
referente varía de acuerdo con la situación comunicativa, es decir, son
aquellos cuyo significado está vinculado al uso que él hablante hace para
referirse a todo lo que forma parte
de la situación en la que está
participando. Así, los pronombres hacen
referencia a distintas entidades o propiedades y su significado podría describirse como
"instrucciones" para reconocer su referencia en el contexto o situación de enunciación.
Dentro de este grupo se
encuentran los pronombres personales, los posesivos y los demostrativos.
Los pronombres personales designan a las personas
que intervienen en el acto comunicativo (primera y segunda persona) y a la que
no participa directamente del acto comunicativo
(tercera). Estos
pronombres constan de dos series: átonas y tónicas.
Los pronombres tónicos son los que están
marcados en caso nominativo y
cumplen la función de sujeto ("yo",
"tú", "vos", "él", "ella",
"nosotros(as)", "vosotros(as)", "usted(es)",
"ellos", "ellas") y, también, los que están marcados en
caso terminal (cumplen la función de término de un complemento encabezado por
preposición: "mí", "conmigo", "ti",
"contigo", "sí", "consigo",
"nosotros(as)", "vosotros(as)", "ustedes)",
"ellos", "ellas").
Los pronombres átonos están marcados en caso objetivo (cumplen las funciones
de objeto directo é indirecto). Estos son: "me", "te", "la(s)",
"lo(s)", "le(s)", "se", "nos",
"ustedes".
Ejemplo: Me sentía cansada entonces le pregunté a Lito si podía
ayudarme a terminar mis tareas. Sin embargo, él se negó rotundamente. Ellos le habían prohibido hablar conmigo hasta que no hubiera terminado. Por eso
no pude escribirte como te había prometido.
En este caso, tenemos
una primera persona "yo", de género femenino, una tercera persona
singular, definida, Lito y una tercera persona plural, "ellos".
Además, hay un pronombre de segunda persona singular, que se refiere a
aquel/aquella a quien la primera persona le está hablando (el lector/oyente del
enunciado).
Los pronombres demostrativos señalan la relación de
distancia entre el objeto-a ser señalado y el hablante. Estos son: este, esto(s), estáis), ese, esa(s),
eso(s), aquel aquello(s), aquella(s). Cabe señalar que, si
bien los demostrativos funcionan fundamentalmente como deícticos, pueden
también ser usados anafóricamente.
Aquel día Juan Carlos agradeció a su madre las
atenciones recibidas y se marchó.
Los pronombres posesivos señalan posesión. Estos
pronombres con-cuerdan en número con la palabra a la que modifican y en persona
con el poseedor {"mis casas", "nuestra casa"). Los
posesivos presentan dos series: una átona y otra tónica. Los átonos siempre
preceden al sustantivo (mi /-s, tu /-s, su /-s). Los tónicos, en cambio,
se le posponen (mío /-s, tuyo/-s, suyo
/-s). Sin embargo esta distinción se anula con
los pronombres tónicos de primera y segunda plural (nuestro /-s, vuestro/-s).
Los pronombres anafóricos son aquellos que toman
su referente del discurso, es decir, del cotexto o palabras que los rodean.
Estos son los relativos, los enfáticos y los indefinidos.
Los pronombres relativos reproducen un
antecedente (su referente) y lo relacionan con una construcción en la cual el
pronombre funciona como encabezador (es decir, introduce esa construcción dentro
de la oración). Estos pronombres son: que, cual, quien, cuyo, cuanto, cuando, como y donde.
•
El general que se había rendido, aceptó los términos de la derrota.
•
Enfrentó a su vecino, quien lo había perturbado durante largo tiempo.
Los pronombres enfáticos (interrogativos y exclamativos) se
caracterizan por ser tónicos. Estos son: qué, quién(es), cómo, cuándo, cuánto
(s), cuánta(s), dónde, cuál (es).
-¿Quién habla?, la Nene?
-Sí, ¿cómo andas?, ¿de dónde hablas?1
Los pronombres indefinidos señalan personas o
cosas pero de manera general, vaga o imprecisa. Entre ellos se pueden
mencionar: poco, bastante,
demasiado, todo, un, alguien, algo, alguno, nadie, nada, ninguno y otro.
Ejemplo:
Doña Lucía alquiló la casa a otra persona,
recomendada por su hermana.
LAS MODALIDADES
La modalidad es un fenómeno
discursivo que se refiere a cómo se dicen las cosas y, por lo tanto, se
relaciona con los fenómenos verbales y no verbales que expresan la visión del
enunciador sobre el contenido de su enunciado. Es decir, se trata del modo en
que el locutor percibe lo que enuncia. La modalidad afecta al contenido del
enunciado (a lo dicho) porque añade la perspectiva desde la cual el enunciador
considera lo que dice.
Las posibilidades de
manifestar la modalidad se mueven en un eje que cuenta con dos extremos: la expresión de una posibilidad
(modalidad epistémica: cierto, probable, dudoso,
improbable) y la expresión de una
necesidad u obligación (modalidad deóntica:
obligatorio, permitido, prohibido). Entre estos dos polos, sin embargo, pueden
encontrarse otras modalidades intermedias, como la de cantidad (todo, nada,
algo, ninguno, alguno) y la de volición (querer, rechazar, desear, procurar).
De esta manera, el hablante tiene una escala de posibilidades desde las que se
puede situar en relación con el contenido de su enunciado.
El locutor
tiene diversas maneras de manifestar su posición respecto de su enunciado, como
por ejemplo:
a. Las modalidades de la frase (asertiva,
interrogativa, exclamativa, imperativa) y los modos verbales (Indicativo, Subjuntivo
e Imperativo) . Estas dos formas suponen una perspectiva implícita del sujeto.
Por ejemplo:
·
Podría tratarse de una falsa alarma.
·
Se. trata de una falsa larma.
·
¿Se tratará de una falsa alarma?
En los ejemplos
anteriores, la elección de distintos modos verbales y modalidades de frase
manifiesta un cambio en la relación entre el enunciador y el contenido
preposicional de su enunciado.
c.
Las modalidades que expresan el grado de certidumbre, probabilidad o
posibilidad de lo dicho, que se
manifiestan por el uso de expresiones modales, de formas no personales del
verbo (Participio, Infinitivo y Gerundio) y de algunos adverbios. Estos
fenómenos suponen una perspectiva explícita del sujeto.
Ejemplo:
·
Hay que olvidarse de este asunto lo antes posible.
·
Es posible que la mayoría de los ciudadanos mayores de 80 años decidan
no votar en las próximas elecciones.
d.
Las
modalidades apreciativas que se indican a través
del empleo de ciertos lexemas como los adjetivos o los adverbios y, también,
por medio de la entonación.
Difícilmente se olvidará lo que le dije.
¡Qué simpático ese niño!
d- Las modalidades deónticas, que se refieren a la
obligación que se establece para el destinatario o para un tercero. Se expresan
por medio del verbo modal "deber", por el futuro del indicativo o por
formas como "hay que..." y "tener que...".
e. LAS MODALIDADES EPISTÉMICAS están relacionadas con los
conocimientos y creencias del anunciador respecto de lo expresado en la
oración. Se expresan por medio de verbos epistémicos como "creer" o
"pensar".
Ejemplo: creo que la vida extraterrestre es posible, pero improbable.
LA EXPRESIÓN DE LA MODALIDAD
Para expresar la modalidad se emplean, típicamente, los verbos modales
y las formas léxicas relacionadas, como las perífrasis verbales, los adjetivos
y los adverbios.
Entre los
verbos modales, pueden mencionarse: saber, deber, querer, poder, soler. Cada
uno de ellos puede sustituirse por otras estructuras que conllevan la misma
función modalizadora
Por ejemplo:
·
Debe presentarse mañana a primera hora para empezar a trabajar.
·
Es necesario que se presente mañana a primera hora para empezar a
trabajar.
·
Sus abuelos suelen caminar durante horas cuando cae del sol.
·
Habitualmente, sus abuelos caminan durante horas cuando cae del sol
En los dos primeros ejemplos, se manifiesta una modalidad deóntica: en el primer caso a
partir del empleo del verbo modal "deber", mientras que en el
segundo, partir de la perífrasis verbal "es necesario". Sucede lo
mismo en el tercer y el cuarto ejemplos, en los que se manifiesta una modalidad
de usualidad con un verbo modal en un caso ("soler") y con un
adverbio en el otro.
Además de lo ya visto, los modalizadores permiten al anunciador expresar
diversas valoraciones sobre su enunciado;
a. Certeza o incertidumbre sobre el contenido de
lo enunciado: probablemente, seguramente, es (im)posible que, casi seguro, etcétera.
b. Grado de responsabilidad frente al contenido del
enunciado. En este caso puede optar por suspender la aserción: no sé, supongo
que, parece que, según X, posiblemente, prácticamente, tal vez, a lo mejor,
quizás, etcétera. O, también, por reforzarla: es evidente que, la verdad es
que, está claro que, ciertamente, efectivamente, lógicamente, sin duda, por
supuesto, claro, etcétera.
c. Apreciaciones subjetivas, morales o
estéticas sobre lo enunciado. Para eso puede emplear las siguientes formas: sintagmas
(por suerte/ por desgracia), adverbios (felizmente, des-afortunadamente), construcciones
verbales (me alegra, es lamentable, es una pena que), adjetivos (fantástico,
increíble, horrible) o derivativos( ible:: imperdible,
-able: esperable,
-oso: espantoso; -azo: cuponazo).
Por último, también existen marcadores
discursivos de la expresión de la perspectiva subjetiva del enunciador, por
ejemplo: en mi opinión, desde mi
punto de vista / perspectiva, a mi parecer, a mi modo de ver, según tengo
entendido, en lo que a mí respecta, a mi juicio, etcétera.
En todos los casos, es importante
recordar que la
modalización es un reflejo de la subjetividad del enunciador, quien manifiesta
su posición con respecto a lo
enunciado y a la relación entre lo enunciado y el contenido.
Fuente: Eje de Lengua
AAVV: Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires
Fecha de publicación: sin datos