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20 de enero de 2015

La oración y el enunciado (I). Adecuación, gramaticalidad. La oración como unidad sintáctico-semántica. El enunciado



LA ORACIÓN

Cuando un técnico decide analizar el funcionamiento de una máquina para poder explicarlo, primero debe dividirla en piezas menores que hagan más fácil la tarea. Lo mismo sucede con la lengua: para poder estudiarla es necesario segmentarla en unidades. Una de las unidades de la lengua es la oración.
La oración es una palabra o secuencia de palabras con autonomía sintáctica, sentido completo y figura tonal (entonación) propia.
Para ponerlo de otra forma:
a.   La oración es una palabra o secuencia de palabras, es decir, la oración puede estar formada por una única palabra o por una construcción. Por ejemplo:

¡Hola!

Juan saludó a Matías a la salida de la clase.

En el primer caso, la oración está formada por una palabra; en el segundo ejemplo, se trata de una construcción en la que diferentes palabras establecen relaciones entre sí.
b.   La oración tiene autonomía sintáctica. Esto significa que la oración no depende de una estructura mayor sino que puede aparecer sola, aunque, por lo general, forma parte de un texto. Esta autonomía se marca en la escritura a través del uso de la mayúscula al comienzo y del punto al final.
Por ejemplo:
¡Qué consuelo fue recibir la carta suya de contestación! La verdad es que no me la esperaba, creía que usted no me iba a perdonar nunca. Su hija Celina en cambio veo que me sigue despreciando, y como usted me lo pide le escribiré a la Casilla de Correo, así no tiene discusiones con ella. ¿Sabe hasta lo que pensé cuando vi su sobre? Pensé que adentro estaría mi carta sin abrir.-
Los restos de Juan Carlos Etchepare fueron inhumados en la ne­crópolis local, lugar hasta donde fueron acompañados por nume­roso y acongojado cortejo.( Puig Manuel, Boquitas pintadas, Buenos Aires, Planeta, 2000)
c. La oración posee sentido completo, es decir, transmite en sí misma una idea completa. El sentido, además, le es otorgado por la acti­tud del hablante (entonces, la oración puede ser interrogativa, exclamativa, desiderativa, etcétera). Por ejemplo:
Haciendo un alto en el trajín del día, a las 12:48 Nélida Enriqueta Fernández se secó los labios con la servilleta, la dobló y dejó la mesa con el propósito de dormir una hora de siesta.

¿Te parece que hice bien? Ojalá sea un buen muchacho, porque entonces Celina se casará con uno de los mejores partidos del pueblo. ¡Cuánto tiempo que me está dejando sin noticias! Ya hace más de diez días que le escribí y no he recibido respuesta."

La oración es una unidad con entonación propia. La diferencia entre los distintos tipos de oraciones se refleja en la figura tonal: por ejemplo, si la oración es interrogativa la figura tonal será ascen­dente; si se trata de una oración enunciativa, la entonación descen­derá al final. En la escritura, estas diferencias se señalan mediante el empleo de distintos signos de puntuación. La entonación, en el caso de los textos orales, determina, en gran medida, el sentido del enunciado. Esta se representa en los textos escritos mediante diversos recursos. Por ejemplo:

Estoy sola en el mundo, sola.

Ya van casi cuatro semanas que no recibo carta suya, no habrá sucedido algo malo, espero. No, yo creo que ahora tiene que cambiarnos la suerte, ¿verdad? Si me pasa algo malo no sé cómo voy aguantar. ¿Por qué es que no me escribe?

¡Qué alegría recibir tu cartita tan cariñosa! Me alegro de saber que has perdonado mi demora en escribirte y te agradezco que me tengas tanta confianza para contarme tus problemas.

LA ORACIÓN COMO UNIDAD SINTÁCTICO-SEMÁNTICA
De la definición de oración presentada anteriormente pueden extraer­se algunas conclusiones:
 a. la oración es una unidad de la lengua que se incluye dentro de la sintaxis.
 b. la oración es, también, una unidad se­mántica.

La oración es una unidad sintáctica. La sintaxis es la parte de la   gramática que estudia las relaciones que se establecen entre las palabras y/o construcciones para formar oraciones. En otras pala­bras, la sintaxis se ocupa de las relaciones que las distintas partes de una oración establecen entre sí. Así, mediante el análisis que propone la sintaxis se establece, por ejemplo, si una oración es simple o compuesta -si tiene más un sujeto y de un predicado-. También determina, por ejemplo, si una oración simple es, a su vez, bimembre o unimembre. Y si es bimembre cómo se estructuran su sujeto y su predicado, etcétera. Además, la sintaxis determina qué construcciones están bien for­madas. Por ejemplo:
Cierra el sobre, enciende la radio y empieza a cambiarse la ropa gastada de entrecasa por un vestido de calle.

Sintácticamente, se trata de una oración simple (tiene solo un sujeto y un predicado) en la que el sujeto no está expresado (se trata, entonces, de un sujeto tácito). A su vez, el predicado tiene más de un núcleo (hay tres verbos que actúan como tal: "cierra", "enciende" y "empieza a cambiarse") por lo que se trata de un predicado verbal compuesto. Además, los verbos están acompaña­dos por estructuras que funcionan como atributos ("el sobre", "la radio", etcétera).

La oración es una unidad semántica, es decir, conlleva un sentido en sí misma. Ese sentido está dado no sólo por el significado de sus componentes y por el tipo de relaciones que establecen entre sí, sino, también, por su figura tonal (entonación). Por eso, una mis­ma secuencia de palabras cambia de sentido según tenga una figura tonal ascendente (pregunta) o descendente (aseveración o mandato).

La gramaticalidad
La gramaticalidad caracteriza las construcciones bien formadas de una lengua y las distingue de aquellas secuencias anómalas o agramaticales. La gramaticalidad es una propiedad de las oraciones que están bien formadas, es decir, aquellas que cumplen con las reglas de la gramática de una lengua particular .
En español, existen reglas gramaticales que deben seguirse para pro­ducir estructuras gramaticales correctas. Por ejemplo, en un sintagma nominal (donde hay un núcleo sustantivo) si el sustantivo está acompa­ñado por un artículo o un adjetivo, entre ambos debe haber concordancia en género y en número.
Por ejemplo, es gramaticalmente correcto el siguiente sintagma nomi­nal:
“la fila derecha de alumnos”
pero no los siguientes : las fila de alumnos //un fila de alumnos
ya que los determinantes del sustantivo ("las", "un") no concuerdan en género y en número con el sustantivo que determinan ("fila").
Asimismo, en una oración de sujeto y predicado verbal, el verbo conju­gado debe concordar en persona y número con el núcleo del sujeto.
Por ejemplo:
*          Mabel se colocó frente a la fila de alumnos de quinto grado división B.
Mabel (3ra. persona del singular), se colocó (3ra. persona del singular).
•          Mabel y Sofía se colocaron frente a la fila de alumnos de quinto gradó división B.
Mabel y Sofía-(ellas: 3ra. persona del plural), se colocaron (3ra. persona del plural).

Y resulta agramatical una oración como la siguiente en la que el núcleo del sujeto y el verbo no concuerdan:
María enfrentaron a sus oponentes con gran soltura.
María (3ra. persona del singular); enfrentaron (3ra. persona del plural).
En resumen, al producir oraciones deben tenerse en cuenta las reglas de la gramática a fin de evitar construcciones incorrectas desde el punto de vista gramatical.


El enunciado

Una oración, en tanto unidad sintáctico-semántica de la lengua, puede emplearse en distintas oportunidades para producir diferentes enuncia­dos en distintas instancias de comunicación. Así, el enunciado es la expre­sión y el uso que se hace de una oración o expresión en un momento determinado.
En otras palabras, un enunciado es cada realización, cada aparición y cada uso particular (en un momento y en un lugarprecisos) de una oración o expresión. Entonces, una misma oración puede servir de base a diferentes enunciados ya que cada uno de ellos se relaciona estrechamen­te y se determina por la situación precisa de enunciación.
La situación de enunciación requiere un enunciador (yo) que transmite un enunciado (lo expresado) a un destinatario (tú) en un momento y en un lugar determinado y preciso.
En la medida en que el sentido de un enunciado se define a partir de su uso, no puede decirse que un enunciado sea correcto o incorrecto, sino adecuado o inapropiado. Es decir, el enunciador debe adecuar su enun­ciado a los distintos componentes de la situación de enunciación: así debe tener en cuenta a su destinatario y al contexto en el que el enunciado es producido.



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