La generación del 37 y
la autobiografía. —
Recuerdos de provincia
de Faustino Domingo Sarmiento: características
Los conflictos que
enfrentaban al interior y Buenos Aires tuvieron su formulación ideológica en
la dicotomía civilización-barbarie, acuñada por la generación del 37.
Sustituir la barbarie por la civilización o, para decirlo con palabras de
Sarmiento, "la tradición española" por "el espíritu
europeo" y "la fuerza bruta como móvil" por "la
inteligencia cultivada", fue la tarea que se planteó el nuevo grupo de
intelectuales que se nucleó en el 37 alrededor de la Asociación de Mayo (la
mayoría de sus integrantes se exilaría luego a partir del año 1838 y ocuparía,
después de la caída de Rosas, roles destacados en la organización política del
país.
Dentro de la extensión
del término barbarie se incluían el interior, el atraso, la supervivencia de lo español,
los caudillos; con el término civilización designaban a Buenos Aires,
el progreso, la cultura francesa. Los intelectuales del 37 sintieron que ellos
mismos encarnaban los valores que levantaban como bandera y, por lo tanto,
mostrar la propia vida fue para ellos proporcionar
el ejemplo de una vida civilizada.
El nuevo héroe
literario es el hombre educado, el individuo que se procura uno formación
intelectual y política de viajero que busca en países más adelantados prototipos
de ideas e instituciones progresistas. En este contexto deben entenderse la Autobiografía de Vicente Fidel López,
Mi vida privada de Alberdi y Recuerdos de provincia de Sarmiento, obras que
tienen en común el hecho de ser, fundamentalmente, la historia de una
educación. Particularmente notable, el último de los textos citados tiene
para el lector de este tema un valor especial, ya que condensa y explicita
los rasgos dominantes en la literatura autobiográfica del siglo XIX.
Recuerdos de provincia. — En el primer capítulo de Recuerdos de provincia
(obra de 1850)
Sarmiento explica el móvil de su escritura: "...
mi nombre anda envilecido en boca de mis compatriotas; así lo encuentran escrito
siempre; así se estampa por los ojos de la mente; y si alguien quisiera dudar
de la oportunidad de aquellos epítetos denigrantes, no sabe qué alegarse a sí
mismo en mi excusa, pues no me conoce
ni tiene antecedente ninguno que me favorezca".
Es para presentar esos antecedentes que Sarmiento
escribe su autobiografía. A las acusaciones de salvaje, vil y malvado que dice
recibir, opone el "hablar de sí mismo y hacer valer sus buenos
lados". "Buenos lados" que, es necesario tener en cuenta,
todavía no son muy conocidos, porque, en el momento en que escribe este texto,
el autor no ha entrado todavía de lleno en la actuación pública (Sarmiento
tiene alrededor de cuarenta años, reside en Chile, donde ha publicado su Facundo
y donde es conocido como hombre de prensa).
Recuerdos de provincia puede definirse entonces
como una autopresentación, como la inauguración de un nombre. ¿Qué elementos
selecciona el autor para exhibir sus antecedentes? La historia de su familia,
por un lado, y su vida privada, por el otro. Por su genealogía se conecta con
el pasado del país; por su formación, sus hábitos, sus lecturas, se inscribe
en el progreso y la civilización. La historia familiar ocupa la primera mitad
del libro: Sarmiento rastrea parentescos con las primeras familias de San Juan,
las fundadoras; recorre su árbol genealógico y busca en él nombres de civiles y
clérigos que hayan tenido roles destacados. Enunciar al comienzo de una
autobiografía el nombre de los padres es un gesto habitual en los escritores
de la época, una exigencia de la retórica del género, pero es evidente que,
remontándose a varias generaciones, Sarmiento amplía ese motivo y la cambia de
dimensión. ¿Cuál es la función que adquiere dentro del texto esa reseña genealógica?
Puede entenderse que la historia de la familia funciona como una metáfora de
la historia del país, a partir de las palabras del propio Sarmiento:
"Tiene esto por lo menos de interesante, el examen de los individuos
notables de las familias, que a medida que pasan las generaciones ve uno
transformarse poco a poco los personajes, cambiar de forma el atavío de hechos
que revisten, y presentar casi completas las diversas fases de la
historia. Si tomamos la familia de los
Albarracines, por ejemplo, desde Fray Miguel, Fray Justo de Santa María y Domingo
de Oro, nos dan por resultado estos hechos: el convento, la teología, el
milenario, la inquisición, viajes a España, la declaración de la independencia, Bolívar que la termina, la guerra civil, Rosas y el destierro."
Si por la historia de su familia Sarmiento se vincula con el pasado, por las
características de su propia vida se identifica con el porvenir del país: "...
pues en mi vida tan destituida, tan
contrariada y sin embargo tan perseverante en la aspiración de un no sé qué
elevado y noble, me parece ver retratarse esta pobre América del Sur,
agitándose en su nada, haciendo esfuerzos supremos por desplegar las alas, y
lacerándose a cada tentativa contra los hierros de la jaula que la retiene
encadenada."
La perseverancia, la aspiración, el esfuerzo, son los valores
dominantes en la presentación que Sarmiento hace de su historia personal.
Esfuerzo que enmarca su vida escolar sobresaliente, sus lecturas realizadas
sin otra guía que el propio criterio, su aprendizaje de idiomas vivos, su gestión
educativa. "Esfuerzos" llama también Sarmiento a sus escritos, de los
cuales hace una reseña al final
del libro y a los cuales supone capaces de "cambiar la faz de América y,
sobre todo, de la República Argentina".
"Hijo
de su familia pero, sobre todo, hijo de sus esfuerzos", "modelo de
aspiraciones civilizadas": con esas fórmulas podríamos resumir la presentación que hace Sarmiento de sí mismo.
Recuerdos
de provincia como condensación del género autobiográfico. — En
el final de Recuerdos de provincia, cuando hace la reseña de sus
escritos previos, Sarmiento incluye esa misma obra autobiográfica en el
sistema literario de la biografía. Si con ese gesto hace evidente que pasa por
alto las diferencias de significación entre uno y otro género, también
está indicando que asigna a ambos el mismo valor ejemplar (hay que tener en
cuenta que páginas antes, el autor ha ponderado
la biografía como una forma literaria eminentemente educativa, capaz de
presentar a las generaciones jóvenes "el tipo, el modelo práctico,
hacedero, posible, que puede guiarlas y trazarles un camino".)
Afirmación
del nombre propio, identificación de la historia personal con la historia del
país, utilidad de la vida individual como modelo: estos rasgos característicos
que, con mayor o menor grado de explicitación, están presentes en toda la
escritura autobiográfica del siglo XIX y que se condensan y subrayan en Recuerdos de
provincia, obra que, por lo tanto,
puede ser leída como modelo del género.