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2 de agosto de 2022

“Lejana” y Bestiario de Julio Cortázar

 

“Lejana” y Bestiario de Julio Cortázar

Bestiario es el título del libro de cuentos de Cortázar en el que está incluido el cuento “Lejana”. En la literatura medieval, los bestiarios eran una serie de relatos en los que se incluían descripciones e imágenes de animales reales y fantásticos. En los relatos que pueblan los bestiarios medievales, suelen aparecer seres de naturaleza ambigua, cuyos cuerpos son invadidos por fuerzas extrañas y demoníacas. En las imágenes se mostraban, por ejemplo, cuerpos humanos con cola de león o cuernos de cabra, así como también lenguas bífidas de serpientes en rostros de seres angelicales. Esos relatos no despertaban admiración, sino que provocaban temor, ya que en esos seres monstruosos se sugería la presencia oculta del mal.

Cortázar evocó el género en su Bestiario, y los cuentos que lo conforman están protagonizados por seres que tienen una cara visible y otra oculta.

Según algunos críticos, estos personajes están sumergidos “en un laberinto en cuyo centro finca la propia monstruosidad a la que están irremediablemente condenados”.

En “Lejana”, lo oculto se plantea en varios planos. En primer lugar, el texto aparece estructurado como si fuese un diario íntimo, narrado en primera persona, hasta el último párrafo, en que abandona esa forma para presentar a un narrador en tercera persona. El cambio de narrador refuerza la idea de dualidad que atraviesa todo el relato. Además la presencia lúdica del comienzo del relato, cuando la protagonista juega con las palabras armando y desarmando sentidos y posibilidades con los anagramas y palíndromos, sugiere de entrada una desestructuración de lo establecido, una ruptura y experimentación con las palabras y sus múltiples significados.

 

EL OTRO, EL DOBLE

El tema del doble aparece en varios relatos de Cortázar. El problema de la otredad define la construcción de ciertos personajes, como por ejemplo, en “Lejana”, el doble de Alina Reyes, en donde se vacila entre el yo y el otro, en un movimiento que va del reconocimiento a la extrañeza total. En el caso de Alina Reyes, el otro, la lejana, es ajena a la protagonista, al mismo tiempo que es también una forma cercana y conocida. Además se agrega la noción de que el personaje, junto con el otro que se le impone, puede sentirse completo en un sentido existencial, y ese otro se va transformando en alguien necesario, como si también implicara una búsqueda de sí mismo. Hacia el final de “Lejana”, se da la fusión completa entre el yo y el otro, para luego plantear una nueva y definitiva separación. En este cuento, donde una chica de Buenos Aires que vive en esa ciudad se siente al mismo tiempo mendiga en Budapest, se presenta el desdoblamiento de un ser en dos dimensiones espaciales.

Según Ana María Barrenechea, en “Lejana”, además de la aparición del tema del doble, se trastornan las ideas comunes sobre el tiempo, el espacio, la unidad del yo y la materia.

 

El cuento según Cortázar

 

Si bien la tipología fantástica ha atravesado todos los géneros literarios, para Cortázar es en el cuento en donde alcanza su máxima expresión: “El cuento, como género literario, es un poco la casa, la habitación de lo fantástico”. Para este autor, esta combinación queda demostrada en la obra del creador del cuento moderno, Edgar Allan Poe, a partir de su serie de cuentos fantásticos, como por ejemplo, “La casa Usher”.

El concepto de cuento contemporáneo, que nace con Poe, se define para Cortázar “como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios”. Para Cortázar, otro rasgo constitutivo de los cuentos es la brevedad, ya que considera que en los cuentos está implícita una implacable carrera contra el reloj, en la que se eliminan todos los elementos superfluos de una narración más extensa, como pueden ser las descripciones y los circunloquios.

Horacio Quiroga, otro significativo escritor de cuentos, recomendaba en su decálogo del perfecto cuentista: “Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno.

No de otro modo se obtiene la vida en el cuento”.

Cortázar parte de ese consejo  para señalar que la idea de pequeño ambiente define la forma cerrada del cuento, a la que él llamó esfericidad, e incluye la noción de que el narrador puede ser uno de los personajes: “[...] es decir, que la situación narrativa en sí debe nacer y darse dentro de la esfera, trabajando del interior hacia el exterior, sin que los límites del relato se vean trazados como quien modela una esfera de arcilla”.

Cortázar y el lenguaje

 

A Cortázar siempre le interesó el lugar del lenguaje en la ficción. Él sostenía que era necesario encontrar un lenguaje literario que pudiera reflejar la misma espontaneidad, riqueza e inteligencia de la oralidad. Por esto, trabajó mucho en su narrativa para “escribir como quien respira y sin caer por eso en una parodia del lenguaje de la calle o de la casa”. Su idea era poder escapar del falso y acartonado lenguaje literario, y escribir con la libertad de quien habla naturalmente.

Según algunos críticos, los procedimientos verbales que aparecen en los cuentos de Cortázar son: el empleo de metáforas que van de lo común a lo maravilloso y viceversa; la adjetivación sugestiva que amplía el sustantivo; las onomatopeyas que resaltan el tono conversacional; la utilización de diversos registros lingüísticos; las repeticiones que sugieren estados obsesivos del sujeto; diversas enumeraciones que terminan con un remache violento de una idea; las elipsis que plantean dudas, entre otros recursos.

 

Fuente: Centron, Graciana;  Literatura III. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Longseller, 2015.

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