BUSCAR EN ESTE BLOG

Mostrando las entradas para la consulta casa tomada ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta casa tomada ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

8 de abril de 2009

Análisis de Casa tomada de Julio Cortázar


Análisis y resumen de Casa tomada de Julio Cortázar

La narración nace de la presencia de una fuerza extraña que domina la vida de los protagonistas.


Dos hermanos solteros, Irene -”... nacida para no molestar a nadie"- y el na­rrador, viven en una vieja casa de Buenos Aires, llena de recuerdos familiares’. La cuidan con verdadero esmero. Se levantan muy temprano y hacen la limpieza. Después del almuerzo, ya todo está en orden. Entonces, Irene continúa tejiendo -" No sé por qué tejía tanto... "-. Esa actividad es, en su vida, casi una obsesión.

Un día, a las ocho de la noche, su hermano escucha un ruido "impreciso y sordo" en el comedor o en la biblioteca, y, luego, en el fondo del pasillo. Cierra inmediatamente la puerta con llave y se dirige a la cocina para calentar la pava del mate. Luego, le comunica el hecho a Irene:


-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.

-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.



La nueva situación los entristece, porque en "la parte tomada" de la casa han dejado cosas que quieren mucho. A pesar de ello, poco a poco se resignan y tratan de gozar de las nuevas ventajas:

Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco per­dido a causa de los libros, pero por no afligir a. mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá (...). Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.


Una noche, el narrador siente sed y se dirige a la cocina para beber agua. De pronto, oye un nuevo ruido, pero no puede precisar de dónde procede. Irene también lo oye.


Los ruidos se oían más fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.


La mujer reconoce que han tomado también esa parte de la casa. Suelta el tejido sin mirarlo. Están con lo puesto. Son las once de la noche. Salen a la calle.

Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo' se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.


"Casa tomada" está narrado en primera persona por uno de los protagonistas: el hermano de Irene. Éste rememora, desde su presente, todo lo sucedido en un tiempo que desconocemos:


Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living.

Sólo explicita algunas referencias temporales -" ... eran las ocho de la noche"; " ... a las nueve y media ... "; "Desde 1939 ... "; " ... eran las once de la noche"- que ubican vagamente los hechos·.


Los personajes viven en el pasado. De ahí que sean tan significativas estas palabras: " ... y eso me sirvió para matar el tiempo".
El narrador nos dice: " ... es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia".

La casa aparece casi personificada. Los protagonistas no ven en ella algo material; representa, en realidad, a todos sus antepasados, cuyo recuerdo continúa gobernán­dolos:


Los dos hermanos, alejados del mundo exterior, viven otro tiempo. Su única y gran preocupación es la casa, especie de refugio o de celda·, y, al mismo tiempo, símbolo de su subjetividad.
Irene (que en griego significa paz) se complace serenamente en hacer la rutinaria limpieza y en tejer -" ... se pasaba el resto del día tejiendo ... "-;

Esta actividad manual, silenciosa -sólo se oye el "roce metálico" de las agujas- es un "leit-motiv" (motivo recurrente) en el cuento. Tejer es crear formas nuevas -lo único que cambia en esa casa, donde el tiempo parece deteni­do--, es sentir que se vive. La actitud de esta mujer -Penélope sin Ulises -_ revela un profundo y, tal vez, inconsciente sufrimiento interior: "sus graves ojos cansados" .


. . . tejía cosas siempre necesarias ... A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas.

El narrador se pregunta "qué hubiera hecho Irene sin el tejido". En verdad, es lo único que le pertenece. De ahí la cantidad de pañoletas que apila vanamente en el cajón de la cómoda:

No necesitábamos ganamos la vida, todos los meses llegaba la plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido ...


Su actitud, al final del cuento, es muy significativa: suelta el tejido sin mirarlo, porque 'Ya no lo necesita. Ahora es libre.

El narrador asume con calmosa naturalidad su destino: "persistir" en esa casa, junto a su hermana.

Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa ...
Como admira la "destreza maravillosa" que tiene Irene para tejer -" ... a mí se me iban las horas viéndole las manos ... "-, sale de la casa para comprarle lana. Ella siempre se queda.
Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Ar­gentina.


Él es el primero en oír dos veces el extraño sonido·, símbolo, tal vez, de un mandato interior: el de liberarse de ese lugar que le ha impedido elegir su camino en la vida; símbolo, también, de su insatisfacción ante las cosas dadas:

A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos [ ... j. No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvemos hacia atrás.


Irene participa de la decisión de su hermano de dejarlo todo, de salir al mundo. La "puerta cancel" adquiere aquí también un valor simbólico: es la frontera entre lo co­nocido -la casa- y lo desconocido; el paso de la muerte a la liberación. El temor a lo ignoto hace llorar a Irene. “Cerré de un golpe la cancel ... “ Ese golpe propicia un "nacimiento":

Estábamos con lo puesto [ ... ) y salimos a la calle.
La actitud final del narrador implica una resolución irreversible, aunque llena de nostalgia: no regresar más. Los hermanos demuelen espiritualmente la casa. La clave está al comienzo del cuento:
... o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese de­masiado tarde.


Los hechos transcurren en una casa "profunda" y "silenciosa", "espaciosa" y "an­tigua", especie de laberinto, donde pueden vivir "ocho personas sin estorbarse" .

. . . avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño.


La extraña "presencia" de los ruidos, siempre sordos, crea el obligado desplazamien­to de los personajes a un lado de la casa; luego, hacia la puerta cancel, hacia el zaguán y, finalmente, hacia la calle.

El tácito miedo a la muerte les impide volver "al otro lado de la casa", a la "parte tomada".

La tensión de la que habla Cortázar se intensifica cuando se insiste en que todo está callado, excepto la cocina: "Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos más despacio para no molestarnos.
La ruptura de ese silencio, de la vida ordenada y rutinaria de los habitantes de la casa, por es a fuerza misteriosa, origina la intriga.



Dijo Julio Cortázar: El cuento surge como un asalto, como algo que se posesiona del escritor y lo con­vierte en "una masa informe sin palabras ni caras ni principio ni fin pero ya un cuento". Entonces, debe escribirlo inmediatamente e ignorar todo lo que lo rodea. No hay pen­samientos previos, sino un "bloque informe" que adquiere su ser a la luz de la escritura, de una escritura exaltante, desesperada: "es ahora o nunca".
Finalmente, la comunicación con el lector se da desde el cuento y no mediante él, pues ya es una criatura autónoma.


"Casa tomada" • es el primer cuento que publica Julio Cortázar . Según él, todos los cuentos, en especial los fantásticos, "son productos neuróticos, pesadillas o aluci­naciones neutralizadas mediante la objetivación y el traslado a un medio exterior al terreno neurótico; de todas maneras, en cualquier cuento breve memorable se percibe esa polarización, como si el autor hubiera querido desprenderse lo antes posible y de la manera más absoluta de su criatura, exorcizándola en la única forma en que le e a dado hacerla: escribiéndola".

"Casa tomada" es un cuento fantástico que nace de una pesadilla de su autor:

"Yo soñé "Casa tomada". La única diferencia entre lo soñado y el cuento es que en la pesadilla yo estaba solo. Yo estaba en una casa que es exactamente la casa que se describe en el cuento, se veía con muchos detalles, y en un momento dado escuché los ruido por el lado de la cocina y cerré la puerta y retrocedí. Es decir, asumí la misma actitud de los hermanos. Hasta un momento totalmente insoportable en que [ ... ] en ese sonido estaba el espanto total. Yo me defendía como podía, es decir, cerrando las puertas y yendo hacia atrás. Hasta que me desperté de puro espanto.
Al despertar, Cortázar escribe su cuento de un tirón: "El cuento empieza hablando de la casa [ ... ] porque la tenía delante de los ojos. Pero de golpe ahí entró el escritor en el juego". Entonces, decide "vestir un poco" la narración, agregarle datos que no estaban en su pesadilla. Lo fantástico· proviene, pues, de un sueño.


Si necesitas descargar el cuento pulsa aquí:

Fuente: AA. VV -Las letras en América Hispana- Ed. Estrada- Bs.As, 1994
-->

21 de diciembre de 2016

Julio Cortázar: cuentos Casa tomada y Axolotl. Actividades y Guía de lectura

Leer los cuentos Casa tomada y Axolotl

Sobre casa tomada:
 Indicar si son verdaderas (V) o falsas (F) estas afirmaciones y justificar con una cita textual:
·               El narrador e Irene son un matrimonio.
·               Los protagonistas viven de rentas.
·               El narrador leía literatura inglesa.
·               La casa tenía un departamento adosado en la parte de atrás.
·               Irene tejía ropa para vender en una mercería.
·               Cuando los hermanos abandonan la casa, el hermano tira la llave.
Contestar:
a)   ¿Quién es el narrador?
b)   Subrayar, de la siguiente lista, las palabras o frases que consideres las mejores para describir a este narrador y justificar:
El narrador de "Casa tomada" narra:
siguiendo un orden cronológico claro;
de manera fragmentada;
con poca memoria;
de manera detallista;
omitiendo datos;
mostrando sus sentimientos.
c)    ¿Qué grado de credibilidad tiene su versión de los hechos? Justificar.

Explicar el o los sentidos del título a partir de estas afirmaciones:
 "Casa tomada" es un cuento realista.
 "Casa tomada" es un cuento fantástico.
Sobre "Axolotl"
Responder:
a)   ¿Qué obsesiona al narrador? ¿Por qué?
b)   ¿Cuál es la reacción de los otros frente a esta obsesión?
c)    ¿El vidrio del acuario funciona como límite entre dos realidades? ¿Por qué?
d)   Transcribí frases del texto en las que el narrador da cuenta de los rasgos humanos de los axolotls.
e)   Elegir la situación que te parezca más adecuada para explicar el final y justifica tu elección.
·               El hombre se transforma en axolotl.
·               La conciencia del hombre migra al animal.

Sobre Casa tomada y sobre Axolotl
La siguiente es una lista de elementos fantásticos que pueden presentarse en un relato. Léela y luego responde en tu carpeta.
             •  Metamorfosis.
             •  Comunicación a través de vías desconocidas
              •  Superposición dé tiempos/espacios.
  Objetos/poderes mágicos.
  Convivencia en el mismo plano  de seres de mundos diferentes vivos y muertos, etcétera.
             •  Desaparición de los límites entre realidad y sueño
a) ¿Cuáles aparecen en los cuentos leídos?
b)  Esos elementos que reconociste, ¿proceden del mundo cotidiano o de alguna circuns­tancia excepcional que hayan vivido los personajes? Justifica.

Compara los dos relatos leídos respondiendo las siguientes preguntas.
El marco temporal. ¿Los hechos suceden en una época precisa? ¿Cuál?
El marco espacial. ¿Los hechos ocurren en un espacio abierto o cerrado, particular o público, localizable y real o inventado?
Los personajes. ¿Cómo son? ¿A qué se dedican, cuáles son sus pasatiempos? Los narradores. ¿Qué rol cumplen en la historia? ¿Por qué o para qué la narran?


Rosemary Jackson subraya la importancia del contexto social, ideológico e histórico en la evolución de lo fantástico, que nace como una reacción antirracionalista en el siglo XIX y evoluciona, desde el XX, hacia el cuestionamiento radical y subversivo del orden de la cultura occidental. Ya no es una mera invasión de elementos entre lo real y lo irreal, sino un ataque directo a la base de los procesos de significar y comprender que nos provee nuestra cultura.  ¿A cuál de las dos temáticas Indicadas por Jackson pertenecen los relatos leídos? Jus­tifica tu decisión.
Discutan en grupos los siguientes interrogantes. ¿Qué representan sus casas en sus vidas? ¿Qué sentimientos o sensaciones podrían experimentar si alguien extraño ingre­sara en ellas sin aviso? ¿Qué sucedería si esa invasión no puede ser definida con clari­dad? ¿Cómo reaccionarían? Escriban un pequeño texto que exprese sus conclusiones.
Explica cómo aparecen cuestionadas o subvertidas las siguientes afirmaciones, com­partidas por nuestra cultura, en "Axolotl". Justifica con citas textuales.
Somos seres con una identidad única, definida y permanente.
Los animales no poseen las mismas capacidades mentales que los humanos.
Se ha dicho que Cortázar elaboró una "literatura de pasajes": los personajes de sus re­latos van de un mundo a otro o de un tiempo a otro distinto y sus textos tematizan las consecuencias de ese pasaje entre espacios que la percepción habitual mantiene separados.
Otro recurso empleado por el autor es la elipsis, que consiste en omitir ciertos da tos, lo cual conduce a infinidad de interpretaciones del relato. "Casa tomada" es el mejor modelo, ya que el narrador nunca nombra aquello que "toma" la casa, y esto permite diferentes lecturas.
Reponer lo que no cuenta "Casa tomada", imaginando quié­nes ocupan la casa y reescribir el relato.

Relacionar el principio de visión extrañada del mundo y los cuentos leídos con la obra La traición de las imágenes. Esto no es una pipa, del pintor belga surrealista Rene Magritte. Res­ponde: ¿por qué podemos decir que esta obra y los cuentos de Cortázar proponen ver la realidad de otra manera?

Taller de escritura:
Ahora vas a escribir tu propio relato fantástico, para lo cual:

  Imagina qué dos realidades -alejadas en nuestro mundo real- pondrás en contacto. Para ello puedes guiarte por estas opciones:
·               Dos espacios muy alejados geográficamente.
·               Dos momentos históricos de imposible simultaneidad en la realidad.
·               Dos reinos biológicos que normal mente no se comunican
·               Elementos inanimados que se animan sorpresivamente.

 Pensar cuál será la complicación de tu cuento y cómo se resolverá, cuáles serán los personajes y quién narrará la historia.
 Escribir un borrador de tu cuento, revisarlo y corregirlo para acentuar la sensación de incertidumbre propia de un relato fantástico.
Verificar su coherencia y cohesión, su puntuación y ortografía y pa­sarlo en limpio.
Armen pequeños grupos para intercambiar los relatos, leerlos y, luego, comentarlos.

Más lecturas:
Si te gustan los relatos en los que suceden acontecimientos inexplicables, te sugerimos estos textos.
• En el cuento "Las babas del diablo", del libro los armas secretas, de Julio Cortázar, un fotógrafo toma una instantánea y al revelarla descubre que su imagen le muestra situaciones que no hablan entrado en su lente.
En el cuento "La memoria de Shakespeare", de Jorge Luis Borges, un académico acepta la memoria del dramaturgo inglés y ve con alarma que lentamente, comienza  a perder sus propios recuerdos.
En Otra vuelta ele tuerca, novela del inglés Henry James, dos niños parecen complotados con unos fantasmas para destruir la poca estabilidad psíquica de su institutriz.  
Fuente: Literatura V (2011); Bs.As., Ed Santillana



1 de agosto de 2022

Análisis de Casa tomada de Julio Cortázar (II)

 

Análisis de Casa tomada de Julio Cortázar (II)

 

Dentro de la paz y la rutina diaria de un hermano y una hermana solterones, que viven juntos en la vieja casa de la familia, entra una presencia extraña que viene a cambiar por completo sus vidas: la sensación de algo o alguien que ocupa paulatinamente la casa, hasta que los dos hermanos se ven obligados a abandonarla. Este episodio aparentemente tan simple está lleno de complicaciones, de recovecos que se deben examinar.

Hay una insinuación de extrañeza desde las primeras líneas: la casa se establece como el personaje central de la historia. Es el eje alrededor del cual giran las vidas de los hermanos, cuya ocupación principal es el aseo, el orden de la casa familiar, que casi llega a tener un alma: “A veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos”, dice el narrador que, por otra parte, está perfectamente feliz con esa tiranía habitacional.

Él y su hermana viven plácidamente, en un “simple y silencioso matrimonio de hermanos”, una unión de dos seres solitarios, cuya paz es interrumpida por la aparición de lo insólito: al oír un ruido que viene del otro lado de la casa, el narrador cierra inmediatamente la puerta de comunicación: “Han tomado la parte del fondo”.

El lector se pregunta quién. ¿Quién o qué? ¿Cómo? ¿Por qué? Ellos, los personajes, no se preguntan nada. No tratan de investigar, de protestar, de impedir la invasión: simplemente saben, y aceptan con fatalismo y resignación. Y eso que saben se mantiene latente durante todo el cuento, sin presentarse nunca a la vista. Sentimos que no hay posibilidad de rechazar esa ocupación desconocida que, por extraño que pueda parecer, no modifica en gran cosa la vida de los dos hermanos. Aparte de la añoranza de algunos objetos familiares que han sido dejados del otro lado, sus hábitos no cambian mucho: las labores domésticas se simplifican, la lectura del hombre es sustituida por una colección de estampillas.

La insistencia en la cotidianidad de los hechos, la calma con que se toma la situación, realzan la impresión de extrañeza. Lo prosaico de la vida de los personajes, su uniformidad, es tan grande que acaba por parecer extraño. La hermana llena los días tejiendo, atiborrando los cajones de objetos que nunca serán usados por nadie: el narrador descubre “el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lilas. Estaban con naftalina, apiñadas como en una mercería; no tuve el valor de preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas”.

El narrador, por su parte, no tiene ocupaciones fuera de la casa; emplea su tiempo en la limpieza, en las labores domésticas y en la lectura. Estos dos solterones ordenados, casi maniáticos, viven con toda discreción una vida en tono menor, una especie de sinfonía de grises, en que la invasión de la casa viene a dar la nota discordante, pero sin lograr  cambiar el ritmo de la vida.

 Cuando la ocupación llega a ser total los dos personajes  huyen; salen corriendo, sin echar una mirada hacia atrás, y abandonan la casa en manos del invasor (¿o invasores?),  del que cabe preguntarse si existe siquiera.

La solución no  está dada en el texto, que conserva hasta el final la incertidumbre, la ambigüedad de lo desconocido.

 En este cuento hay tres cosas que llaman la atención: el contraste entre lo definido y lo indefinido, el tratamiento del espacio y la falta de resistencia a la invasión.

La descripción de la casa, de las ocupaciones domésticas, de la rutina diaria, es sumamente precisa: se citan siempre horas exactas para las tareas cotidianas, la hora precisa en que ocurren las invasiones, y todo ello contrasta fuertemente con la imprecisión en cuanto a las invasiones mismas, con el hecho de que nunca se muestra la ocupación de la casa, sino que se dice solamente que va siendo ocupada cada vez más, dejando cada vez menos espacio a sus ocupantes.

Y esto nos lleva al problema del espacio. Todo el cuento transcurre dentro de un espacio cerrado, rígidamente circunscrito por los muros de la casa. Las salidas semanales del narrador a las librerías y a comprar estambre para su hermana no añaden otro espacio al mundo del relato. En las calles el personaje no vive, sino que va a buscar las provisiones necesarias para su vida real, la que transcurre dentro de la casa; el mundo exterior es totalmente ajeno a la vida de los personajes. Y el mundo interior, el espacio de la casa, se va reduciendo progresivamente, al ritmo de la invasión, hasta que la falta de espacio vital empuja a los personajes a su única salida real al mundo exterior.

En cuanto a la falta de resistencia, es uno de los problemas más interesantes que plantea este texto. Un hombre y una mujer de edad madura, que parecen seres sensatos y bastante equilibrados a pesar de sus pequeñas excentricidades, se rinden inmediatamente, sin chistar, a la evidencia de una invasión invisible; no hay un solo intento de análisis o de racionalización, lo cual hace pensar que, en su origen al menos, podría tratarse de un sueño. Esto recuerda, en efecto, esa situación típica de ciertas pesadillas, en que sentimos que algo nos persigue y corremos despavoridos, sin que se nos ocurra detenernos a mirar hacia atrás. El soñador huye sin resistir, sin investigar qué es lo que lo hostiga y lo aterra, con la seguridad, incuestionable, de que es lo único que puede hacer.

 

Además de la falta de resistencia, el tratamiento del tiempo y de ciertos detalles también hace pensar en los sueños. Se da, como ya hemos dicho, la hora precisa en que se realizan todas las tareas cotidianas, la hora en que los hermanos se levantan y aquella en que van a la cama, pero no hay un solo indicio que permita saber cuánto tiempo transcurre desde el comienzo hasta el final del cuento, ni si pasan días, semanas o meses entre la primera y la segunda invasión. La abundancia de detalles triviales sobre las bufandas o los suéteres tejidos por la hermana se contrapone con la falta absoluta de información sobre ese acontecimiento crucial que es la ocupación de la casa. Esto ocurre constantemente en las experiencias oníricas: aparece Fulano, cuya presencia en tal lugar o en determinada situación sería completamente absurda en la vida real, y el soñador ni tiene ni pide la explicación; puede ver, en cambio, hasta los más mínimos detalles del atuendo de su personaje, el color de su camisa o si ha cambiado de peinado, etcétera.

No quiero decir con esto que el ambiente de “Casa tomada” sea onírico, sino que creo que el procedimiento narrativo que utiliza Cortázar está muy directamente relacionado con la forma de algunos sueños. La mezcla “irracional” de precisión e imprecisión, la falta absoluta de lo que sería una reacción normal en la vida consciente, la ausencia de protesta o de resistencia por parte de dos personas que con toda seguridad jamás permitirían que el tendero les cobrara cinco centavos más por una botella de leche, me parecen reflejos, conscientes o no, de una experiencia onírica.

 Lo insólito se presenta aquí como un elemento disruptor, como una agresión al orden, a la rutina diaria. La continuación de esta rutina aun después de la primera invasión podría entenderse, me parece, como un esfuerzo por asimilar el desorden, por absorberlo y volverlo parte del orden general. Esta, aunque parece ser involuntaria, es la única resistencia que oponen los personajes. Ellos, aunque en medio de una invasión, se niegan a darse por enterados, y quieren continuar como si nada.

Existe la tentación de dar a este texto una interpretación alegórica, de hablar de la enajenación del mundo moderno, de la invasión del hombre latinoamericano por el sistema opresor, y sin duda serían lecturas legítimas. Pero, en cuanto a los textos de Cortázar en general, me parece que vale lo que dice Todorov a propósito de Kafka:

Ciertamente se pueden proponer varias interpretaciones alegóricas del texto, pero éste no ofrece ninguna indicación explícita que pudiera confirmar una u otra.

[...] sus relatos se deben leer ante todo como relatos, en el nivel literal.

 

Fuente: FLORA BOTTON BURLÁ, LOS JUEGOS FANTÁSTICOS, FACULTAD DE FILOSOFÍA y LETRAS, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO, 2003.

 

Para otro análisis de casa tomada pulsar aquí:

http://elblogdemara5.blogspot.com/2009/04/analisis-de-casa-tomada-de-julio.html

 

Para actividades didácticas y guía de lectura pulsar aquí:

 

http://elblogdemara5.blogspot.com/search?q=casa+tomada

Si necesita descargar el cuento pulsar aquí:

Biblioteca Casa tomada de Julio Cortázar (1)

 

 

Análisis de Lejana de Julio Cortázar

Análisis de Lejana de Julio Cortázar

Alina Reyes es consciente, desde hace mucho, de otra mujer con la que tiene una extraña afinidad; no la conoce, pero irrumpe constantemente en su vida. La otra vive en una ciudad distante, en alguna parte de Europa (Alina vive en Buenos Aires), en un lugar donde hace mucho frío y donde ella sufre: la golpean, tiene hambre y frío. Alina la siente y sabe sus sufrimientos; la mujer extraña se va convirtiendo en una especie de otro yo, que llega a obsesionarla. Trata de defenderse, y decide que se trata de algún tipo de manifestación histérica, seguramente de origen sexual, que se le quitará con el matrimonio.

A pesar de que no quiere creer en la existencia de la lejana, decide pasar su viaje de bodas en Budapest (en algún momento ha sido consciente de que esa es la ciudad). Cuando llega ahí, sale a caminar y atraviesa un puente sobre el Danubio helado; en medio del puente, la mujer la está esperando. Se acercan, se encuentran y se abrazan. “Cerró los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, la luz crepuscular; repentinamente tan cansada, pero segura de su victoria, sin celebrarlo por tan suyo y por fin”. Cuando se separan, Alina siente el viento y el cansancio infinito que la aplasta, y grita de frío y de terror, mientras la otra, “Alina Reyes”, se aleja coqueta y elegante en su traje gris.

La mujer pobre de Budapest será para siempre Alina Reyes, mientras que Alina, encerrada en ese otro cuerpo que no es el suyo, vivirá la vida de sufrimientos por la que tanto compadecía a la otra cuando la sentía desde lejos.

Pero, ¿se ha efectuado realmente el intercambio? Una interpretación fría y racional nos llevaría a la conclusión de que no ha pasado nada, de que es efectivamente un caso de histeria, una experiencia psicológica aterradora, medio alucinación, medio pesadilla. Pero en ninguna parte del texto está dicho lo que ha ocurrido; no se ofrece explicación alguna. Es, indudablemente, una “irrupción de lo insólito en lo banal” y, sea cual fuere la solución que adopte el lector, en el interior del texto la duda permanece.

Se trata, pues, de un cuento plenamente fantástico, y trataremos de ver cómo se presenta.

 En cuanto a la forma, no tiene nada fuera de lo común: es un diario escrito en un lenguaje sencillísimo, sin complicaciones aparentes. Los personajes son pocos: Alina, la lejana; los demás no son más que evocaciones presentadas, de manera más o menos vivida, en el diario. Las acciones son pocas; no se relatan hechos, sino la historia de una situación que llega a un desenlace necesario.

Alina Reyes va siendo habitada por la otra mujer de la misma manera que una casa puede estar habitada por fantasmas: su presencia no tiene causa aparente, es inevitable e impredecible. La lejana entra en la conciencia de Alina en cualquier momento, interrumpe cualquier actividad. Alina puede estar en el concierto, puede estar en medio de una conversación, o encontrarse sola en su cuarto; de todos modos la presencia extraña, la conciencia de la otra mujer, se introduce en la mente de Alina, causando un terrible estado de angustia progresiva. Se impone el paralelo con “Casa tomada”: en ambos cuentos hay una ocupación por parte de un elemento extraño, ocupación que es exterior en “Casa tomada” e interior en “Lejana”; en el último caso, la invasión es a la vez más clara y más misteriosa. En efecto, aquí sabemos quién es el ocupante (aunque el saber sea muy impreciso: es un ser humano, una mujer, y está lejos); pero, a diferencia de “Casa tomada”, la ocupación no se va realizando de manera concreta, pieza por pieza, en partes claramente definidas de la conciencia. Pero en ambos cuentos la ocupación es progresiva, y llega inevitablemente a la totalidad. Los habitantes de la casa van siendo desalojados poco a poco, hasta que quedan relegados a la calle; la presencia indefinida lo toma todo, no queda más remedio que huir. Alina, por su parte, es invadida también por la otra, hasta el momento en que es desalojada de su cuerpo o, lo que es lo mismo en este caso, totalmente poseída. La lejana ocupa por entero la casa que es el cuerpo de Alina. En “Casa tomada” no se sabe nunca la identidad del ocupante. En “Lejana” la que era una presencia indefinida y difusa se va haciendo progresivamente más nítida, más precisa. Aparecen algunos nombres: el de un hombre, el de una plaza, el de una calle, que se van acumulando después de la revelación inicial del nombre de una ciudad: Budapest.

 En cuanto a Alina, está dividida entre la conciencia de lo que le está pasando y la necesidad de negar, por salud mental, el fenómeno. Sabe lo que le pasa, pero no está segura, o más bien no quiere dar crédito a lo que sabe: “Porque todo lo pienso con la secreta ventaja de no querer creerlo a fondo”. Trata de evadirse pretendiendo que no siente, pero no puede escapar: “No es que sienta nada. Sé solamente que es así”. No se da aquí el sentimiento onírico que vimos en “Casa tomada”. Alina sí trata de defenderse contra ese fenómeno extraño, esa presencia de la otra que, de ser cierta, significaría que está ocurriendo lo que no puede ser. Prefiere pensar que se trata de una enfermedad, de un trastorno mental; trata de racionalizar lo más posible, para salvarse: “Ir allá y convencerme de que la soltería me dañaba, nada más que eso, tener veintisiete años y sin hombre”.

 Decide que lo que ocurre no es verdad: “Lo he soñado, no es más que un sueño, pero cómo adhiere y se insinúa hacia la vigilia”. Se propone, para deshacerse de la presencia de la otra, no volver siquiera a escribir sobre ella. Y efectivamente no vuelve a escribir. El final del cuento es la narración de un tercero, anónimo, que relata la derrota de Alina y su posesión final y definitiva. Cuando Alina Reyes decide irse a Budapest cae víctima de su propio juego. Su intención era dar un paso liberador, para convencerse de la irrealidad de sus sensaciones. Pero al tomar la decisión hace desaparecer la distancia física que había entre ella y la lejana, hace posible el encuentro final. Es ella la que, como en una pesadilla, se pone al alcance de su invasora.

El fenómeno que ocurre en “Lejana” es al mismo tiempo un problema de doble identidad y de fragmentación de la personalidad. Cuando relata los hechos en su diario, Alina usa multitud de expresiones ambiguas que dejan ver, en transparencia, que es dos personas a la vez: “porque soy yo y le pegan”, dice al hablar de la mujer. Y más adelante: “Le pasaba a aquella, a tan lejos”; “porque a mí, a la lejana, no la quieren”.

 Cuando decide curarse de esa enfermedad extraña, resuelve “ir a buscarme” a Budapest, “salir en busca mía y encontrarme”, para preguntarse: “¿Y si estoy?”. Pero no, decide, ella habrá de prevalecer, habrá de ser la más fuerte, la otra “se doblegará, si realmente soy yo...” Y cuando el relato pasa al narrador anónimo la tercera persona, que antes era sólo la lejana, indica también a Alina. En ese momento el uso de la tercera persona para las dos señala y refuerza la unión.

Todo el cuento es un juego constante entre las dudas de Alina y la conciencia de la otra presencia interior. El elemento extraño e imposible entra de golpe, desde el principio: “Anoche fue otra vez...” Lo que “fue” parece impreciso y vago al comienzo, es como si se hablara de un insomnio (que, por cierto, Alina padece) o de una jaqueca, pero lo que “fue” es “ésta que no es la reina, y que otra vez odio de noche”.

Desde el comienzo, a pesar de la diferencia enunciada, puesto que la otra “no es la reina”, hay conciencia de la identidad existente entre las dos mujeres: “Esa que es Alina Reyes pero no la reina del anagrama”. Hay una clara progresión en la presencia de la lejana: aparece primero en sueños y luego va invadiendo poco a poco las horas de la vigilia, hasta estar en los gestos más normales de la vida cotidiana.

El juego identidad-diferencia constituye el meollo del cuento. La lejana no tiene el nombre de Alina, no comparte con ella sus características superficiales; no pertenecen al mismo nivel social, no tienen las mismas costumbres ni la misma forma de vida. Pero en lo profundo, en la esencia, la lejana es Alina Reyes. Incluso se podría decir que es la otra cara de Alina Reyes, su antípoda moral, social y psicológica: mientras que la una es rica, la otra es pobre; la una vive en América del Sur y la otra en Europa; Alina tiene una existencia cuidada, protegida, y una vida social muy intensa, mientras que la lejana sufre hambre y frío, no tiene amigos, está expuesta a los golpes, llora. En cierta forma, no puede haber nada más opuesto a Alina Reyes que una mendiga de Budapest. Esa especie de hermanita pobre de Alina, que es a la vez ella misma, la completa de algún modo extraño y no bien definido. Y, como en buena parte de los casos en que en la literatura aparece el doble o el “otro yo”, es odiada por Alina: “Puedo solamente odiarla tanto”. Pero no hay sólo odio, sino un sentimiento muy ambivalente, en que intervienen también el orgullo, la ternura, las ganas de ayudar a la otra, cierto sentimiento de solidaridad:

A veces sé que tiene frío, que sufre, que le pegan. Puedo solamente odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo y también a ella, a ella todavía más porque le pegan, porque soy yo y le pegan. [...] Que sufra, que se hiele; yo aguanto desde aquí, y creo que entonces la ayudo un poco.

 En las visiones o sensaciones que sufre el personaje, el espacio real se comprime. La distancia que separa normalmente Buenos Aires de Budapest desaparece, los dos espacios se superponen en la conciencia de Alina, que se expande para incluir el espacio de Budapest. La unión entre los dos seres y los dos espacios se realiza, simbólicamente, en un puente. Esto es claro para Alina, pero lo que no queda definido es lo que pasa con el tiempo. Alina permanece constantemente en la duda acerca de si lo que ve está pasando en el momento mismo en que ella lo percibe, o si se trata de hechos pasados o futuros: “Pero me he vuelto canalla con el tiempo, ya no le tengo respeto. [...] A lo mejor me llega tarde, a lo mejor no ha ocurrido todavía”.

En este cuento se vuelve a confirmar la hipótesis enunciada al principio, según la cual muchas veces lo fantástico viene de que se toma literalmente una expresión que por lo general se emplea en sentido figurado. Cuando Alina habla de “ir allá y encontrarme”, este “encontrarse” pierde por completo su sentido metafórico, para asumir el literal, que es terrible. Cuando encuentra a la mendiga, se encuentra realmente, en todo el sentido de la palabra; el desenlace de la situación confirma esta hipótesis fantástica.

Como todo autor de cuento fantástico, Cortázar juega constantemente con la incredulidad del lector. Lo convence primero, para luego introducir una duda, que a su vez se verá eliminada por los hechos. La inquietud y la tranquilidad se suceden en el lector a medida que recorre el texto, pero el final no le ofrece una solución, sino que lo deja en la duda.

 Fuente: FLORA BOTTON BURLÁ, LOS JUEGOS FANTÁSTICOS, FACULTAD DE FILOSOFÍA y LETRAS, UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO, 2003.

 


Seguidores

+GOOGLE

Add to Google Reader or Homepage

PÁGINA PRINCIPAL