Carmen tiene quince años, una familia, una amiga del alma,
un pretendiente que no es el chico que le gusta, un chico que le
gusta pero que ni se da cuenta de que ella existe; en fin, no hay
nada extraordinario en su vida. Tal vez por eso, precisamente, el
día de San Valentín, día de los enamorados, sus pies se dirigen
rápidamente muy lejos de su escuela, de su barrio, de todo lo que
le es conocido. Y esa loca carrera también le permite descubrir a
una Carmen oculta que roba lápices labiales, que sale por televisión,
que participa de un inusual espectáculo de rock...
Cuando se lanza a esa fuga menor, Carmen siente un vacío en
su corazón. La perspectiva de una simple exposición en la clase de
historia le produce un pánico insuperable. Alejada de su ámbito
familiar, logrará encontrarse consigo misma y reconciliarse con sus
afectos, para enfrentar, a su regreso, las pruebas de todos los días.
, un nombre fatal
Las primeras líneas de esta novela explican el porqué del
nombre de la protagonista: Se llama Carmen, pero ella piensa que es
un error. [...] Su papá quiso llamarla así por la ópera. A su papá le
encanta la ópera Carmen. Decenas de veces le contó la historia de
aquella hermosa mujer, que usa flores en el pelo, que no le tiene miedo a
nada y que enloquece de celos a los hombres.
Como se consigna en la primera nota de la novela, la conocida
ópera francesa fue compuesta por el francés Georges Bizet
(1838-1875), sobre la base de la novela homónima de Prosper
Mérimée (1803-1870). La historia está ambientada en Sevilla.
Carmen es una gitana que trabaja en una fábrica de tabaco, donde
continuamente provoca riñas entre sus compañeras. José, el guardia
civil encargado de su arresto, se deja seducir por ella hasta el punto
de desertar para liberarla. Al hacerlo, desdeña el profundo afecto
de Micaela, una muchacha rubia, compañera de sus juegos de
infancia. La gitana y el guardia civil huyen juntos hacia las montañas
y se unen a un grupo de contrabandistas. Pero Carmen se
aburre pronto de su amante y se enamora de un torero famoso.
Loco de celos, José la mata para evitar que lo abandone e, inmediatamente,
acto seguido, se entrega a sus antiguos compañeros
de la Guardia Civil. En la novela, el padre de Carmen insiste en augurar a su hija un futuro de seductora irresistible que ella, íntimamente, rechaza
porque se siente débil e insegura: En cada ocasión, a Carmen le
gustaría decirle: “Papá, yo no soy así. No soy audaz y segura de mí
misma. Tengo el pelo oscuro y los ojos brillantes, es verdad. Pero en mi
interior, soy... soy rubia y pálida, y tengo miedo”. Carmen está aterrorizada por la exposición acerca de las estatuas
antiguas que debe desarrollar durante su clase de historia. Sin embargo,
durante el recital de rock, confiesa: “Siempre me gustaron las
estatuas. Las estatuas, cuando uno las mira mucho tiempo, parece que
estuvieran vivas. Como si hubiera alguien en su interior. Alguien que
se ahoga dentro de la estatua. Alguien que querría hablar, moverse,
gritar”. Cuando Carmen es sorprendida por el conductor televisivo
que le pregunta cuál es su deseo en el día de San Valentín, sólo
atina a contestar: –Hoy... me gustaría... me gustaría que me quieran.
(Capítulo 2, página 20). Esta respuesta genera una arriesgada interpretación
por parte del conductor: “Un testimonio que dice mucho
sobre la angustia de nuestros jóvenes, ¿no les parece? En todas partes se
habla de la familia destruida, del derrumbe de los valores, del suicidio
en los menores de veinte años. Tratamos de comprender, de abarcar el
problema. ¿No les parece que este llamado espontáneo, hecho por esta
jovencita anónima, expresa mejor que cualquier análisis, que cualquier
película, que cualquier dramatización televisada, la angustia de la
juventud actual?” En el décimo capítulo, vemos cómo la reportera de la televisión se dispone a sacar provecho de la espontánea declaración de
Carmen: –Vamos a empezar el reportaje repitiendo tu testimonio de
ayer, después lo encadenamos con la entrevista de hoy. Quedará como
una pequeña historia. La historia de Carmen, perdida y vuelta a
encontrar. A la gente le encantan las historias verdaderas durante el
noticiero. La distrae de la guerra y de las tasas de interés. Sin proponérselo, Carmen logra llegar hasta el corazón del
misterioso, y un poquito malhumorado, Manu Gris.
Comentarios a cargo de la Prof. VerónicaPiaggio
Editorial Cántaro:www.cántaro.com