Resumen: La
Revolución industrial: TRANSFORMACIONES SOCIALES. La "Belle Époque".Características del sistema capitalista como nuevo modo de producción.
Antes de
la industrialización la sociedad estaba constituida por estamentos, que
eran grupos sociales cerrados de los que se formaba parte por el origen
(nacimiento). Nobleza, clero (miembros de la Iglesia) y campesinos,
constituían la base de la sociedad preindustrial. La nobleza y el clero
constituían los grupos privilegiados.
Con la
industrialización la sociedad se fue transformando y aparecieron nuevos grupos
sociales: la burguesía (empresarios, banqueros), por un lado, y obreros
industriales (proletariado), por el otro. El sector social de la burguesía
era el propietario de los medios de producción (maquinarias,
fábricas, herramientas), y prosperaba económicamente. Los obreros no disponían
otro capital que su fuerza de trabajo, empleada a cambio de un miserable
salario (por eso los obreros son llamados también "asalariados"), que
apenas le alcanzaba para subsistir.
De esta
forma se afianza el sistema capitalista como nuevo modo de producción que se
caracteriza por:
La propiedad privada de los medios de producción (fábricas,
dinero, maquinarias, herramientas), que pertenecen a un reducido grupo de
personas, denominado capitalistas o burguesía.
La mano de obra necesaria para la producción de bienes se obtiene
pagando un salario a otro sector de la sociedad que no tiene medios de producción,
sino solamente la fuerza de su trabajo, y que se denomina sector obrero,
trabajador, proletariado o clase asalariada.
La búsqueda de la ganancia y la producción masiva de bienes
destinados a ser vendidos en mercados, muchas veces muy distantes de los lugares
donde se producen.
La integración progresiva de la economía mundial en una estructura
denominada división internacional del trabajo.
La adopción de un régimen de libertad económica ( libertad de
comercio, de trabajo, de disponibilidad de capitales y en las que no deben existir
reglamentaciones ni leyes que obstaculicen esa libertad).
La existencia de una actividad industrial cada vez más compleja,
producto del gran desarrollo tecnológico cada vez más avanzado.
La próspera burguesía
de los sectores más altos, se sintió entre fines del siglo XIX y principios del
siglo XX la verdadera triunfadora por los éxitos logrados: poder económico y
político, prestigio social. Su fastuoso estilo de vida (mansiones, viajes,
muebles exquisitos, obras de arte, grandes fiestas, vestimentas lujosas), y el
clima optimista y festivo que la caracterizaba, hizo que a esas décadas previas
al estallido de la Primera Guerra Mundial se la llamara "Belle
Époque".
La otra cara de esta
"Belle Époque" la constituían los obreros industriales y sus
familias, para quienes las condiciones de trabajo y de vida eran extremadamente
difíciles.
Desde la Revolución
Industrial se había pasado del taller con varios trabajadores o artesanos a la gran
fábrica con centenares de obreros, así como de los pequeños poblados con
docenas de vecinos a las grandes ciudades con cientos de miles de habitantes.
Este proceso de
urbanización se dio con mayor fuerza en Inglaterra, aunque alcanzó en
general a todos los países industrializados. El éxodo de la población rural
tuvo como causa principal las transformaciones en el trabajo agrícola que dejó sin
trabajo a muchos campesinos que migraron hacia el mundo urbano.
Los horarios de
trabajo eran extenuantes. Los salarios casi no alcanzaban a cubrir las
necesidades básicas, las condiciones de las viviendas y barrios obreros eran de
hacinamiento y sin un mínimo de cuidado en la higiene o la salud, los niños y
mujeres eran sometidos a
jornadas y tareas sin ningún reparo en su condición física o de edad.
Estas durísimas
condiciones de trabajo fueron dando lugar al surgimiento de conflictos. Como
consecuencias surgieron nuevas ideas, propuestas e ideologías que buscaban
cambios para lograr una sociedad con menos injusticia y mayor inclusión.
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