Resumen
: EL LIBERALISMO ECONÓMICO. SINDICALISMO, ANARQUISMO Y SOCIALISMO
Esta
corriente de pensamiento económico se desarrolló durante el siglo XVIII y se
expandió a partir de la Revolución Industrial.
El
liberalismo propiciado por uno de sus creadores, el inglés Adam Smith
(1723–1790), sostiene básicamente los siguientes principios:
El Estado no debe intervenir en materia económica, ya que la
economía y el mercado se rigen por sus propias leyes naturales (ley de la
oferta y la demanda), absolutamente independientes de las decisiones políticas.
Los productores y comerciantes deben tener absoluta libertad para fijar los
precios de las mercancías que concurren al mercado. Los productos que no se
adecuen por precio y calidad a este juego libre del mercado serán eliminados
por la competencia.
El Estado no debe intervenir en lo social. Por ejemplo, no debe
regular las condiciones de trabajo ni la relación entre patrones y obreros. Los
liberales sostienen que las funciones del Estado deben ser mínimas. Para los
liberales ( y la burguesía triunfante del siglo XIX adhería absolutamente a
estas ideas liberales), la riqueza y la pobreza de los hombres eran explicadas
como resultado de los esfuerzos individuales. Era pobre quien no tenía
capacidad para hacer fortuna.
La frase básica que resume el pensamiento del liberalismo es
"Dejad hacer, dejad pasar" (laissez faire, laissez
passer)."Dejar hacer": significa dar plena libertad de producción.
"Dejar pasar": significa establecer la libertad de circulación de mercaderías
y riquezas suprimiendo las barreras aduaneras entre los estados.
En el aspecto comercial, el liberalismo se expresa en la teoría
del librecambio, que fue impulsado por Gran Bretaña y que consiste en la
supresión de las barreras (impuestos o aranceles) aduaneros en los distintos
estados. Otros estados adoptaron este sistema de librecambio o libre comercio,
al que consideraban el único camino para lograr el progreso. Sin embargo,
algunos países como Alemania y Estados Unidos protegieron sus industrias
mediante fuertes impuestos aduaneros, es decir que adoptaron en su economía el proteccionismo
económico, que es lo contrario del librecambio.
SINDICALISMO,
ANARQUISMO Y SOCIALISMO
El
panorama de injusticia social, en el cual el progreso técnico sólo beneficiaba
a un mínimo sector de la población, derivó en el surgimiento de diferentes formas
de respuesta en busca del objetivo de lograr una mayor equidad. Así surgieron
el Sindicalismo, el Anarquismo y el Socialismo.
Las
primeras reacciones de los obreros, especialmente en Inglaterra y en Francia,
frente a las terribles condiciones de vida y de trabajo, tuvieron como consecuencia
la formación de asociaciones de trabajadores (sindicatos) que luchaban por
mejorar la situación de la clase obrera.
Las
organizaciones de obreros (sindicalismo) encontraron fuertes
resistencias en su origen pero con el tiempo la fuerza de este movimiento fue
obteniendo logros a través de las luchas obreras. Los sindicalistas consideraban
que los obreros organizados sólo debían buscar la mejora de su condición
laboral a través de los sindicatos, con la huelga como medio de
presión para negociar con los patrones. A diferencia de socialistas y
anarquistas, dejaban de lado las aspiraciones de reforma política.
En el
plano intelectual se originó un conjunto de ideas que no solamente criticaban
las injusticias existentes sino que proponían diversas formas de lograr una
sociedad más igualitaria, esta corriente ideológica es conocida como Socialismo.
El socialismo científico (marxismo) fue creado por Carlos Marx con la
invalorable colaboración de Federico Engels. En sus obras "El
Capital" y "El Manifiesto Comunista", plantearon una dura
crítica al sistema capitalista. Partieron de un análisis de la historia desde
los comienzos de la humanidad y sostuvieron que la lucha entre las clases
sociales poderosas (dueños de los medios de producción) y las clases por ellos
dominadas (dueñas solamente de su fuerza de trabajo), eran las que habían provocado
los grandes cambios sociales (esclavos contra amos, siervos contra nobles).
En la sociedad
industrial esa lucha se daba entre los
burgueses capitalistas (dueños de fábricas, de
maquinarias) y los obreros o proletariado. Criticaban al sistema capitalista,
cuya base es, precisamente, la propiedad privada,
y proponían la destrucción violenta del mismo
a través de la revolución del proletariado.
Eran partidarios de alentar la lucha de clases
(obreros contra burgueses) y de que el
proletariado participara de la lucha política.
Marx señalaba que "la liberación de la
clase obrera debe ser obra de los mismos trabajadores".
Esta revolución
violenta conduciría a la eliminación de la propiedad privada y por lo tanto a
la desaparición de las clases sociales. La revolución del proletariado,
originaría el fin del capitalismo y el nacimiento de nueva sociedad
igualitaria, sin clases: la sociedad comunista.
Durante la Segunda
Internacional, llevada a cabo en París a fines del siglo XIX, quedaron bien
definidas dos tendencias dentro del socialismo: los socialistas revolucionarios,
que apoyaban las ideas de Marx, y el socialismo reformista, que era partidario de
abandonar la lucha violenta y transformar la sociedad a través de partidos
obreros que llegarían al parlamento desde donde se sancionarían leyes que gradualmente
irían aliviando la dura situación de los trabajadores.
Cuando estalló la
Primera Guerra Mundial (1914), solamente los socialistas revolucionarios defendieron
el internacionalismo proletario y la oposición a la guerra que llevaría al
enfrentamiento entre obreros de distintos países. El Manifiesto Comunista con
una frase famosa: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"
proclamaba el "internacionalismo proletario", porque consideraba que
la solidaridad entre los obreros de todos los países era la mejor manera de
luchar contra el capitalismo mundial.
La Revolución Rusa
(1917), a partir de la acción de Lenin, fue la primera puesta en práctica de la
teoría de Marx. Consideraba que la revolución social se iniciaría un los países
industrializados, pero la Rusia de los zares tenía un 80% de población campesina,
por lo cual las condiciones de base fueron muy
distintas.
Otra de
las posturas críticas a la sociedad capitalista y sus injusticias fue el
anarquismo. El anarquismo, cuyos máximos exponentes fueron Pierre
Proudhon y Mijail Bakunin, también deseaba construir una sociedad sin clases
sociales. Se centraba en la idea de que todo Estado es opresor (anarquía
significa "sin gobierno"). Por lo cual planteaba la desaparición del
Estado y no confiaba en prácticas políticas como por ejemplo el voto, la formación
de partidos políticos y la existencia de un parlamento o cuerpo de
representantes. Su ideal fue una sociedad de hombres totalmente libres, sin
Estado (al que consideraban un instrumento de la clase dominante y opresora).
El medio más
eficaz de propaganda para difundir su ideario era la lucha constante de
obreros, campesinos y estudiantes contra la burguesía. La organización sindical
era la herramienta más importante de su lucha, y se manifestaron a favor de la
acción directa:
la huelga
general y el atentado. Sus consignas de lucha se basaron en el objetivo último
de construir una nueva sociedad sin patrones, sin gobiernos y sin religiones.
Aunque
las diferencias entre sindicalistas, socialistas y anarquistas fueron de
importancia tuvieron en común el objetivo de crear las condiciones para el
surgimiento de una nueva sociedad.