CUBA: resumen de su historia y su literatura
LA HISTORIA
Una independencia aparente
Cuba se independiza de
España en un proceso tardío con episodios heroicos y líderes de la talla del poeta José
Martí, muerto en combate. Sin embargo, cuando ya el poder español
parecía ceder ante las fuerzas patriotas, se produce la intervención
norteamericana en 1898 que trastorna en su exclusivo beneficio los resultados
de la contienda. Estados Unidos aduce para justificar su acción la explosión
del acorazado Maine en el puerto de La Habana.
Cuba obtiene entonces
un status intermedio entre una colonia y un país independiente ya que mediante la enmienda
Platt los Estados Unidos se arrogaron el derecho de tutoría política
sobre el pueblo cubano. En lo económico, la isla quedó ligada con exclusividad
al monocultivo de azúcar, que vendía con tarifas preferenciales a los Estados
Unidos. A cambio de esa "cuota" establecida de antemano y que no
debía exceder el consumo norteamericano, recibía productos industrializados. La
política de ornamentación urbanística de la ciudad de La Habana, iniciada
durante la dictadura de Gerardo Machado, hace de la isla, junto a las
prerrogativas económicas, el centro preferido de los magnates norteamericanos,
ávidos de negocios y de diversión. Es, paradójicamente el momento de máxima
represión contra el descontento popular frente a la desocupación y la pobreza
que se concreta en la primera huelga general decretada por iniciativa de la
central obrera azucarera. Al "machadato" (1924-1933),
derrotado por presión popular, sucede un período de vida de apariencia
constitucional, signado por la violencia en el que surgen líderes
nacionalistas, pero en el que sin embargo subsisten los problemas principales:
si bien la enmienda Platt queda sin efecto la dependencia hacia los EE.UU.
continúa intacta.
Fidel Castro: las primeras tentativas revolucionarias
En el año 1952, tres
meses antes de las elecciones en la que se descontaba el triunfo del
progresista partido Ortodoxo, tiene lugar el golpe de estado encabezado por Fulgencio
Batista. Durante su gobierno se gestará el movimiento liderado por
Fidel Castro, entonces activo militante del Partido Ortodoxo, cuya culminación
será la revolución cubana. El primer paso no se hace esperar: el 26 de julio de
1953 se produce el asalto a las guarniciones militares Moneada y Bayamos, que
si bien fracasa en su intento, convierte a Fidel, desde la prisión batistiana,
en fiscal del régimen. En un clima de agitación popular es promulgada la
amnistía que libera de la cárcel a Fidel y sus compañeros. Una nueva tentativa revolucionaria
fracasada: la "expedición
de los 82" a bordo del yate Gramma desembarca en la isla en diciembre
de 1956, pero es diezmada por las fuerzas de Batista.
Los sobrevivientes, apenas 12 entre los que
figuraban Fidel
y Raúl Castro, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, se refugian en
la Sierra Maestra donde comienzan la reorganización de sus fuerzas. La promesa
de reforma agraria pronto atrae a los campesinos que veían en los grandes
latifundios cubanos la raíz de su pobreza y de su continua trashumancia.
Desde Sierra Maestra, la revolución
Diferentes
circunstancias, entre otras, el generalizado descontento que provoca el régimen
de Batista que había llegado incluso
a los sectores dominantes, y la resistencia de los movimientos estudiantiles y
obreros, hicieron
que el ejército rebelde nacido en Sierra Maestra entrara triunfante en La Habana en enero de 1959. Fidel Castro es designado primer
ministro. Las medidas iniciales del gobierno fueron, entre otras, la rebaja de
alquileres, de las tarifas telefónicas y de electricidad, de los precios de los
medicamentos, etc., el anuncio de la campaña de alfabetización y la prometida
reforma agraria. La actitud del gobierno de EE.UU., que había sido cauta en los
primeros momentos, se tornó agresiva al extremo de plantear las relaciones con
la isla en términos de una verdadera guerra económica.
En su escalada de
"sanciones", EE.UU. suprimió la cuota azucarera cubana y prohibió las
exportaciones con la excepción de algunos medicamentos. La respuesta del
gobierno revolucionario fue la venta de su producción a la Unión Soviética y la
nacionalización sucesiva de prácticamente todas las empresas y compañías
norteamericanas. En 1961 EE.UU. rompe relaciones diplomáticas con Cuba y lleva adelante
la fallida invasión de bahía de Los Cochinos (Playa Girón). Fidel
proclama el carácter socialista de la revolución. El posterior bloqueo de la
isla no pudo evitar la consolidación de la revolución ni sus importantes
progresos en la mecanización del campo, la disminución de los índices de analfabetismo,
las mejoras de las condiciones de salud, la vivienda, y la diversificación de
la economía con un significativo desarrollo de la industria. Tampoco pudo
evitar que Cuba se solidarizara con gobiernos afines del Tercer Mundo. Técnicos
y combatientes cubanos contribuyeron en las luchas de liberación de Angola y
Etiopía.
En el marco de las
profundas transformaciones que en las últimas décadas se producen en los países
de Europa Oriental y la URSS, Cuba inicia una serie de reformas económicas y de
cambios en el aparato del Estado, orientados a superar la copia de modelos del
campo socialista, fortalecer la democracia participativa y lograr mayor
autonomía de los factores externos. Pese a los importantes avances en la
adaptación de su régimen interno a las nuevas condiciones mundiales, la
situación de Cuba sufre un sensible agravamiento a partir de 1990. Las
presiones políticas y militares norteamericanas, acrecentadas desde la asunción de George Bush
(grandes maniobras navales en la base de Guantánamo y el mar Caribe, intentos
fallidos de violación del espacio mediante la emisión de programas de
televisión, etc.), combinadas con la derrota electoral del régimen sandinista
en Nicaragua, la invasión de Panamá y el colapso de la Unión Soviética,
configuran un escenario internacional crítico para la revolución.
Las exportaciones cubanas se dirigían principalmente a los países
socialistas y recibía de ellos insumos fundamentales como el petróleo. La
suspensión del comercio, en algunos casos, y las crecientes dificultades para
cumplir los compromisos con Cuba, en otros, obligaron al gobierno
revolucionario a adoptar severas medidas de racionamiento alimentario y
energético, dentro de un plan global defensivo, diseñado para el denominado
"período especial en tiempos de paz", y a desarrollar una intensa y
relativamente fructífera búsqueda de nuevas relaciones políticas y comerciales
con países del Tercer Mundo. Simultáneamente, Cuba inició experiencias piloto
en la formación de empresas mixtas con capitales privados europeos y
canadienses, en rubros tales como el turismo y la explotación del níquel.
También ha convocado a los capitales privados para grandes emprendimientos de
exploración petrolera.
LA LITERATURA
Literatura y Revolución: "Qué cosa fuera la maza sin cantera"
Como toda experiencia
directa de vida, como toda ruptura radical con antiguas formas e instauración
de nuevas condiciones vitales, la Revolución cubana produjo en sus primeros
años, una eclosión en la producción de narrativa, pocas veces vista en nuestra
América, efervescencia creativa que permitió la publicación cuantitativa de
novelas y cuentos, incitada por el entusiasmo y la esperanza iniciales, y el
estímulo oficial manifiesto en apoyo económico, ¡a fundación de organismos
oficiales como La Casa de las Américas, proliferación de concursos... Este
primer período —agitado, pero sin grandes fisuras evidentes— ha sido llamado
por algunos críticos como "la luna de miel" o "el período romántico
de la revolución", y caracterizado por su "espontaneidad y
desorientación", palabras éstas de Portuondo en Cuadernos Americanos (N°4,1967). La publicación
de revistas literarias y culturales como Lunes de revolución y
El caimán barbudo refleja el mismo
apasionado interés tanto por lo inmediato nacional como por los movimientos de
vanguardia extranjeros.
Por lo menos cuatro promociones de escritores coexistieron durante el
advenimiento y afirmación del socialismo en Cuba; la primera, con obra
publicada mucho antes de la caída de Batista, y experiencia como
redactores de revistas literarias Revista de Avance (1927-1930) y Orígenes (1944-1954), con nombres como Guillen, Carpentier, Lezama Lima, Portuondo, Piñeiro
y otros. Las restantes estarían constituidas por los nacidos alrededor del 30,
el 40, y posteriormente, del 50.
Muchas de las primeras novelas y cuentos se
volvieron a los horrores del pasado inmediato, con excepciones tan singulares
como El siglo de las luces de Alejo
Carpentier (1963) y Paradiso (1966) de
Lezama Lima, que entran en la
esfera del boom literario latinoamericano. También habría que mencionar las
controvertidas Tres tigres tristes, de Cabrera Infante aunque ésta es también una novela evocativa, de La Habana anterior a
1959, y De dónde son los
cantantes, de Sarduy, que intenta
crípticamente una visión del cubanismo a través de sus componentes étnicos.
Precisamente Cabrera
Infante fue uno de los primeros escritores en alejarse física, intelectual
e ideológicamente de su patria y criticarla irónica y acerbamente desde afuera.
La luna de miel entre algunos intelectuales y la revolución había terminado. A
pesar de las Palabras a los
intelectuales de Castro, garantizando
la libertad de expresión y de las muy explícitas en ese mismo sentido de Ernesto Che
Guevara (1965), habían surgido limitaciones, disensos,
controversias, que en ningún caso, aunque parezca paradójico, interfirieron en
la riqueza del caudal de producción literaria, vastamente comprobable, con
respecto a lo que a este estudio interesa, en la multiplicación de
publicaciones y tirajes de libros de cuentos o antologías de cuentos. En
realidad, lo que realmente se buscaba, en medio de los desniveles de un devenir
histórico interno complejo, era una literatura que expresase, ética y
estéticamente, el proceso evolutivo de una sociedad nueva, apoyada, sin
embargo, en las raíces aglutinantes de lo nacional (La "cubania",
como llama Caballero
Bonald en su Introducción a la Narrativa
cubana de la revolución, Alianza Editorial,
1971).
En las últimas décadas,
son sobre todo los escritores jóvenes los que parecen aproximarse a esa
síntesis. Muchos son los nombres que merecen recordarse: como cuentista, Luis Manuel
García Méndez (Sin perder la ternura,
1987; Los forasteros, 1986, premio UNEAC y Habanecer, Premio Casa de las Américas); Miguel Barnett, con sus novelas de testimonio:
Biografía de un cimarrón (1966), traducida y difundida por todo el mundo; Gallego (1981), llevada al cine
y La vida real. Otra técnica y otra visión nos presenta Barnett en Oficio de ángel, evocación casi mágica
de la vida cubana, desde la óptica de un joven de la clase media —que puede ser
él mismo— y que culmina en 1962, con la revolución en camino a la consolidación;
Senel Paz,
cuentista y novelista (su cuento Los novios integra una Antología de la LyC). El lobo, el bosque y el hombre nuevo mereció el Premio Juan Rulfo otorgado por Radio Francia Internacional
y el Centro Cultural de México y forma parte de una novela, Tigre de agosto. Su argumento sustentó
el tema del exitoso y premiado filme "Fresa y chocolate". Menos realista,
más mágica, su primera novela, Un rey en eljardín, (1983) culmina con una memorable descripción de un pueblo de fiesta,
después del derrumbe definitivo del régimen de Batista.
Fuente: Antología de cuentistas
latinoamericanos
Ed.Colihue, Bs.As., 1999