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4 de junio de 2019

Jorge Manrique y el Humanismo



Contenido: Análisis de Coplas a la muerte de mi padre: la alegoría de la muerte según Manrique.
 Las tres vidas: la terrenal, la vida de la  fama y la sobrenatural o eterna.
Temática de las coplas: la fama, la fortuna y el tiempo.


Jorge Manrique (1440-1479) vivió durante el período de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Sus días transcurrieron en Castilla, en los tiempos turbulentos del rey Enrique IV, cargados de luchas por el poder. Siguiendo el camino de su padre, tomó posición por los Reyes Católicos. Justamente en combate contra el marqués de Villena, enemigo de los Reyes, fue herido de gravedad y murió a los pocos días.
Su vida se aproximó al prototipo de caballero ideal de la época; soldado y cor­tesano al mismo tiempo, diestro tanto para las armas como para las letras.
Durante el siglo XV se produjeron cambios importantes en España. En el campo social, la consolidación del poder real (con los Reyes Católicos) trajo consigo la constitución de una nobleza cortesana, más educada, que no solo se interesó en la política sino también en el cultivo de las letras, como es el caso de los poetas Jorge Manrique y el Marqués de Santillana. En lo económico, el declive del feudalismo dio lugar al surgimiento de la burguesía y a la idealiza­ción del dinero, tema criticado duramente por Manrique en sus Coplas.
En el campo cultural, se intensificó la impresión y comercialización de libros y las obras literarias comenzaron a llegar a un público lector más amplio. Al mismo tiempo, los escritores empezaron a tener una mayor conciencia de la autoría artística de sus textos y a distanciarse del predominio de la obra anónima de los siglos anteriores. Se valorizó la visión del hombre como indi­viduo y un incipiente antropocentrismo (el hombre como centro) dio origen al Humanismo. Esta corriente filosófica y artística fue desprendiéndose de la visión cristiana medieval y de su recelo por la cultura pagana grecolatina. Los filósofos y artistas humanistas fueron abandonando la percepción medieval de la vida terrenal como «un valle de lágrimas», un tiempo de sufrimiento nece­sario para acceder a la felicidad después de la muerte, para valorizar el modo propio del hombre de estar en el mundo y relacionarse con sus semejantes.

La alegoría de la muerte según Manrique
Una alegoría es una figura retórica que representa una idea abstracta a través de símbolos para una mejor comprensión. Así, en la copla III, Manrique toma a la vida como un río y a la muerte como el mar. A lo largo del tiempo, la muerte ha sido alegorizada de muchas formas, pero la representación más común y más conocida es la del esqueleto con una filosa guadaña.
En las Coplas, se plantea una original visión de la muerte, alejada del temor y de lo macabro. En principio, la Muerte tiene su propia voz y comparte con el poeta el yo lírico. En segundo lugar, sus palabras sorprenden por su gran sa­biduría y por el respeto con el que se dirige al Maestre. Otro elemento propio de la Muerte de Manrique es la falta de elementos macabros (la Muerte solía aparecer adornada de gusanos, vísceras o llevando cabezas desmembra­das). La apuesta de Manrique es todavía mayor: le quita a su Muerte cualquier representación visual o plástica, la presenta despojada y sin atributos.
Las tres vidas según Manrique
Las Coplas se pueden dividir en tres partes:
La primera parte (coplas I a XIV) desarrolla el tema de la vida terrenal y la condición pasajera de la existencia del hombre y de los bienes materiales. Siguiendo a San Agustín, filósofo y teólogo cristiano. Manrique sostiene que esta vida es un medio para alcanzar otra vida, la verdadera, después de la muerte: «Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar...». El mundo terrenal como «camino» pone en evidencia que solo se trata de un tránsito hacia otro lugar, que es la verdadera «morada».
La segunda parte (coplas XV a XXIV) se refiere a la vida y la fama y se la ejemplifica con una serie de personajes ilustres que ya han muerto, para evidenciar la futilidad de la existencia y la ineludible condición mortal. Por ejemplo: «...que a papas y emperadores e perlados, así los trata la Muerte como a pobres pastores de ganados».
La tercera piarte (coplas XXV a XL) reflexiona acerca de la vida eterna. Es la elegía propiamente dicha, donde ensalza las virtudes del padre y le cede la voz poética para que converse con la Muerte, quien también toma la pala­bra. Finalmente, el Maestre se entrega con calma a su destino divino: «...me consiento en mi morir, con voluntad placentera, clara e pura, que querer el hombre vivir cuando Dios quiere que muera es locura».

Temática de las Coplas
Junto a la muerte, la obra de Manrique incluye las grandes preocupaciones sociales del momento que le tocó vivir. La muerte de su padre sirve como base para desarrollar algunos de los temas propios de comienzos del Rena­cimiento. Entre ellos, podemos distinguir:
La fama. La transitoriedad de la vida empuja a los hombres a dejar me­moria de su paso en la tierra a través de sus acciones. Es necesario distinguir la «mala fama», que nos aleja de la eternidad por orientarnos a cuestiones mundanas, de la «buena fama», es decir, aquella que se basa en nuestros actos para alcanzar el cielo y trasciende la muerte otorgándonos una «nueva vida». Por ejemplo: «Por su grande habilidad, por méritos y ancianía bien gastada, alcanzó la dignidad de la gran Caballería dell'Espada».
La fortuna. Siguiendo la mentalidad medieval. Manrique representaba a la fortuna mediante tres ruedas que indicaban el pasado, el presente y el futuro para significar que en la vida no hay garantías y que cualquier estado terrenal es inestable. La rueda gira azarosamente y cualquier pretensión hu­mana evidencia su inconstancia. Por ejemplo: «Los estados e riqueza (...) non les pidamos firmeza, pues son de una señora que se muda: que bienes son de Fortuna que revuelve con su rueda presurosa,..».
El tiempo. El poeta alude constantemente a la fuga­cidad de las cosas terrenales (a lo que fue y ya no es). Para eso utiliza el tópico del ubi sunt. El hombre se obse­siona en atesorar fantasías mundanas, como riquezas, gloria y poder, pero todo tiene fecha de vencimiento: la muerte es inevitable y nada se puede hacer para impe­dirlo. Por ejemplo: «Pues si vemos lo presente, cómo en un punto se es ido e acabado».

Fuente: Literatura VI, Ed. Mandioca, Buenos Aires, 2012.


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