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21 de diciembre de 2016

LOS TEXTOS EXPLICATIVOS-EXPOSITIVOS La explicación y la historia

LOS TEXTOS EXPLICATIVOS-EXPOSITIVOS
La explicación y la historia

Actividades y Guía de lectura
Un texto explicativo (también llamado expositivo)  es aquel texto que pretende aportar un saber a alguien que supuestamente no lo posee (por ejemplo: los textos de enciclopedias  y de libros de estudios;  textos de manuales y de revistas de divulgación científica; textos con temas para especialistas).  Por eso, el texto explicativo intenta esclarecer porqué o cómo se pro­duce determinado fenómeno o suceso.
La explicación en ciencias sociales tiene características que la diferencian de la de ciencias na­turales. En esta oportunidad verán, particularmente, estrategias explicativas típicas de los textos de his­toria que ustedes leen habitualmente.
Observen, por ejemplo, los siguientes casos:

1-            Cuando Armstrong y sus compañeros caminaron en la Luna, parecían flotar. Esto se debió a que la fuerza de gravedad está en relación con la masa, ya que la masa de la Luna es menor que la de la Tierra.

2-             Los viajes espaciales tomaron fuerte impulso en los años '60. Durante toda esa década se suce­dieron actividades que culminaron, en 1969, con el "alunizaje" del equipo comandado por Neil Arms­trong. Este proceso se debió al desarrollo tecnológico bélico de los años '40 y al de la Guerra fría, y se debió también a la necesidad de los Estados Unidos y de la entonces Unión Soviética de incrementar su presencia en el espacio. Influyó también el florecimiento económico que el mundo vivió en esa época, lo que permitió las fuertes inversiones efectuadas en ese campo.

         En el primer texto aparece una explicación típica de las ciencias naturales: la remisión a una ley general (la fuerza de gravedad está en relación con la masa) que explica por qué se produce un he­cho particular (Armstrong y sus compañeros, en la Luna, parecían flotar). La generalidad de la ley está resaltada por el uso del presente de definición ("está" y "es"), que indica que las afirmaciones valen para siempre (la ley de gravedad siempre está en relación con la masa y no sólo en el momen­to en que el emisor habla).
En cambio, el segundo texto menciona varias causas y no una sola ley. Estas causas, además, no son generales (no sirven para todos los casos), sino que se relacionan con un fenómeno particular, ya pasado. Por eso, en el segundo texto no se utiliza el presente de definición: las causas aparecen narradas en pasado.

¿Por qué los hechos históricos no se explican usualmente a través de leyes generales? Porque las acciones humanas no están regidas por leyes sino por intereses, motivos e intenciones. A lo largo de los siglos, muchas veces se formularon leyes supuestamente generales, que con el correr del tiempo se mostraron incapaces de prever y explicar los sucesos históricos, y que luego fueron consideradas no sólo erróneas sino también peligrosas. Por ejemplo, a fines del siglo XIX se intentó aplicar las le­yes evolucionistas de Darwin a la historia humana, afirmando que las "razas superiores" tendían "na­turalmente" a prevalecer sobre las "razas inferiores". Más tarde se demostró que estas ideas no te­nían ningún asidero teórico y que se las había utilizado como justificación de conquistas y matanzas en América, Asia y África. En las ciencias sociales, entonces, es muy importante conocer las condicio­nes particulares en las que ocurren acciones particulares, motivadas por intereses particulares.
Esto no quiere decir que en las ciencias sociales no exista ningún tipo de regla explicativa. En realidad, se trata de formular leyes o modelos explicativos sobre las sociedades y los procesos que tienen lugar en ellas. Estos modelos conectan entre sí las diferentes disciplinas sociales: la historia, la economía, la sociología, la psicología, la antropología, etcétera, y tratan de determinar qué cau­sas actuaron como condición suficiente para que se haya producido el hecho por explicar.

En síntesis, en las explicaciones de las múltiples causas que originan un hecho histórico, apare­cen estos elementos:
·               consideraciones acerca de la situación particular en la que ocurren las acciones;
·               consideraciones acerca de las intenciones de los individuos;
·               consideraciones generales (explícitas o implícitas) acerca de las relaciones entre los indivi­duos y los procesos económicos, políticos y sociales.

Veamos un ejemplo en el siguiente fragmento de un texto histórico:

         En el proceso de expansión europea de los siglos XV y XVI, Europa no actuó co­mo un conjunto organizado. La expansión territorial se produjo debido a las deci­siones que tomaban grupos de hombres, guiados por sus intereses particulares, como, por ejemplo, el deseo de enriquecerse. En esta búsqueda de nuevas rutas comerciales coincidieron diferentes intereses particulares que impulsaron la expansión europea:


·               Los intereses de muchos nobles, como fue el caso de los españoles y por­tugueses, que deseaban la expansión para obtener nuevas tierras y más siervos.
·               Los intereses de los burgueses de ciudades como Génova o Lisboa, por ejemplo, que necesitaban nuevos mercados.
·               El interés de las monarquías que necesitaban metales preciosos para afron­tar los enormes gastos de la corte, los palacios, los ejércitos y los cada vez más numerosos funcionarios.

M. Alonso, R. Elisalde y E. Vázquez, Historia (Europa Moderna y América Colonial). Buenos Aires, Aique, 1995 (fragmento).


Responder: ¿Qué causas se mencionan allí como condición para que se haya producido la expansión? ¿Por qué se emplea reiteradamente la palabra "intereses"?

ESCRIBIR LA HISTORIA

         ¿Cuál es el lugar del historiador en la construcción del texto explicativo? El texto de un libro de historia se construye básicamente como una narración: respeta una cronología determinada, se­lecciona una serie de hechos considerados relevantes, determina las relaciones de causa-conse­cuencia entre los acontecimientos, deduce de las secuencias de acciones los motivos que los indi­viduos tenían al llevarlas a cabo.
Ahora bien, la selección de los acontecimientos y las relaciones de causa-consecuencia, así co­mo el rol de los sujetos o individuos históricos, puede variar según el historiador. Las diferencias que existen entre los historiadores hacen que no pueda hablarse de una sola his­toria. Hay, sí, una serie de hechos que están documentados y que todos los historiadores aceptan. Pero no existe una única manera de mostrar las relaciones existentes entre ellos ni de evaluarlos en cuanto a su importancia o su carácter. Hay, además, otros acontecimientos cuya verdad es dis­cutida por algunos y defendida por otros.
Así como en la vida cotidiana acostumbramos sacar nuestras conclusiones sobre una historia según quien la narre y lo que nosotros conozcamos de esa persona (mamá tiende a exagerar; mi hermano miente muchísimo; mi amigo es un poco desmemoriado), la gente que lee frecuentemen­te libros de historia sabe deducir, a partir de su conocimiento acerca de la perspectiva de cada his­toriador, qué postura puede haber tomado determinado autor frente a un acontecimiento.
Hemos dicho que no existe una única manera de narrar un determinado acontecimiento histórico. Así, por ejemplo, los siguientes textos explican, desde perspectivas distintas, un mismo hecho. Determinen  qué hecho se busca explicar en los tres textos y cuáles son las causa/s que lo explican según cada texto.

TEXTO 1: Hasta el 25 de mayo de 1810, las colonias españolas en el Río de la Plata habían sido gobernadas por un Virrey, es decir, una persona que designaba el rey de España y al cual representaba. Ese día, los americanos de Buenos Aires —capital del Virreinato- depusieron al último de aquellos repre­sentantes reales y eligieron, para reemplazarlo, una junta compuesta por hombres que encarnaban la voluntad popular de autonomía.
Eso no sucedió por azar. Desde los primeros tiempos de la Colonia, criollos y españoles se enfrenta­ron en más de una ocasión por diversas causas. Los motivos de choque más importantes fueron, sin du­da, el sentimiento de superioridad de los españoles frente a los nacidos en estas tierras; el monopolio comercial Impuesto por la Metrópoli, que beneficiaba a un puñado de peninsulares con perjuicio del res­to de la población; v la imposibilidad, para los americanos, de llegar a altos cargos civiles, eclesiásti­cos y militares en su propia tierra.

TEXTO 2: El momento supremo de nuestra historia fue resultado del lento trabajo de las ideas y de los sentimientos desarrollados por la acción del tiempo y de acontecimientos providenciales.
La invasión francesa a España fue el elemento decisivo para que los patriotas, que se habían orga­nizado en una comisión de siete miembros, se decidieran a actuar. El 13 de mayo de 1810 llegó a Mon­tevideo la noticia de que las tropas francesas se habían apoderado de Sevilla, residencia de la junta Cen­tral de España. Así, pues, ya no había autoridad en la Metrópoli y caducaban de hecho y de derecho las autoridades españolas en América.

TEXTO 3: El motor de la Revolución de Mayo fue, seguramente, el influjo de las ideas de los libre­pensadores europeos. Los libros, los acontecimientos en tierras lejanas, todo llevaba a América a aso­ciarse al impulso que habían dado Francia y Norteamérica a la idea de libertad y responsabilidad de poder. Gracias a esas ideas revolucionarlas, sembradas en los patriotas de Mayo a través de los comen­taristas españoles y de diversas publicaciones más o menos clandestinas, tuvo su origen la Argentina.

        








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